Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Trump y el mensajero

Trump es ese niñato que gobierna por el azar derivado de una rabieta de las clases populares

Hay quien hasta rompe el móvil cuando le dan malas noticias. Es algo tan primario que ganas nos dan a cualquiera. A falta de algo físico contra lo que dirigir nuestra irá, liarse a mamporros con el instrumento que sirve de canal o soporte de la mala nueva es idóneo para calmar esa frustración que siente cualquiera cuando le dicen que las cosas van mucho peor de lo que imaginaba. Si es que somos como niños, como Trump para entendernos.

Sí. Ese niñato que gobierna por el azar derivado de una rabieta de las clases populares de lo más profundo de la pesadilla americana, molestas con los señoritos pijos del sistema americano, no es menos infantil que cualquiera. Lo es sin pudores. De hecho, su elección fue una broma de mal gusto que le quisieron gastar los más humildes pero conservadores a los niños bien tan liberales del capitalismo tecnológico triunfante. Trump es patético, evidentemente, y por eso le eligieron: como una burla a los poderosos de siempre.

Ahora, los de siempre, reunidos más allá de ideologías en torno a uno de sus caídos por América y su gloria, traman su venganza cual Senado romano plagado de patricios sorprendidos de tener todavía a este tribuno de la plebe con peluquín ocupando la cúspide del imperio.

Y los periodistas, los poquitos que quedan, retratan a este rey desnudo con peluquín y zapatos de golf en jet privado, a este nuevo rico snob que se coló en la Casa Blanca, y el rey se enfada y la emprende primero con los medios tradicionales (es bastante carca) y luego con los nuevos medios, es decir, con Google y sus muchos tentáculos.

Su ataque nos desvela a todos quien manda ahora en la opinión pública. Ni el NYT ni las televisiones. Quita. Manda el buscador que te selecciona, ordena y muestra las noticias. Sus algoritmos, Trump lo ha descubierto, son ya la fórmula que elige gobiernos o los tumba.

No es casual que los antiguos jornaleros de las noticias, esos personajes extraños que un día dejaron de informar para pasar a cambiar noticias de agencia de soporte y de sitio, se hayan reciclado en comunity manager gestores de contenidos. No. No es casual. Sigue haciendo falta alguien que sepa cuáles son las fuentes fiables o si la noticia es sólo un refrito o está calcada. Y contra ese 'nuevo periodista' que sabe y dice va el poderoso, como siempre irá y ha ido.

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