GRANADA ocupa desde hace años un inmerecido puesto 196 en el ranking de ciudades de congresos. Inmerecido por muchas cosas, pero principalmente porque su potencial, sus atractivos y su planta hotelera son muy superiores a los frutos recogidos. Y porque además cuenta con un palacio de congresos desaprovechado. Si fuera lo contrario, es decir, si faltaran infraestructuras, Granada tendría otro motivo para lamentar su postergación respecto a otras provincias y culparía a alguna administración de su falta de compromiso. Pero no es el caso. La responsabilidad del bajo rendimiento del turismo de congresos corresponde, uno, a la institución que lo ha explotado, el Ayuntamiento, y segundo, a los empresarios y, en concreto, a los hosteleros que, hasta ahora, no han tomado la iniciativa, Los equívocos y pasos en falso alrededor de la creación de un convention bureau es un ejemplo de esa inoperancia. Ahora, 18 años después, los hosteleros (que además están divididos) pretenden sacar adelante la institución. Ojalá que sea para bien.

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