La bitácora

Félix De Moya

Universidades 'world-class'

EN medio del vacilante proceso de reforma que pretende hacer converger nuestras universidades con las restantes europeas (palabra clave: Bolonia), diferentes opiniones se agolpan en los medios con pocos elementos comunes. Lo único que parece concitar un cierto acuerdo es la necesidad de que la universidad española cambie y, ante la imposibilidad de alcanzar un consenso en torno a la dirección del cambio, hacemos aquello que a nosotros se nos da mejor, cambiar en la dirección de Europa. Así si nos equivocamos estaremos acompañados en el error y podremos decir que no fue idea nuestra.

Desde hace algunos años parece haberse instalado en España la idea de que ya no sólo tenemos la obligación de desarrollar un Sistema de Educación Superior razonable, sino que empieza a ser necesario también que al menos algunas de nuestras universidades alcancen niveles de excelencia académica. Es decir, que pasen a formar parte del selecto grupo de las denominadas universidades world class, una élite formada por las más reconocidas instituciones de educación superior por su capacidad para formar a los mejores egresados para el mercado de trabajo, por llevar a cabo la mejor investigación de vanguardia, así como por estar en posesión de los más importantes registros de hallazgos tecnológicos. Si además estas instituciones extienden a la sociedad sus capacidades haciéndola partícipe de su excelencia, serán un elemento clave del desarrollo social.

Jamil Samir, experto en Educación Superior del Banco Mundial, dice en uno de sus informes que existen tres características comunes que siempre están presentes en las universidades que forman parte de esa élite: Primero una alta concentración de talento en profesores y estudiantes, segundo una abundante cantidad de recursos que permita crear un entorno avanzado para la docencia y la investigación, y por último, un modelo de gobernanza que favorezca la visión estratégica, la innovación y la flexibilidad, y que permita tomar decisiones y gestionar los recursos sin necesidad del consenso de los burócratas. Nada que ver con la situación de la universidad pública española, donde existe el talento que pasaba por allí, recursos de entre los más bajos de Europa y un modelo de gobernanza que desperdicia el poco talento existente distribuyendo igualitariamente los recursos. Aquí lo que sucede con las universidades wold class, usando las palabras de Altbach, es que todo el mundo quiere una, ninguno sabe lo que es, y nadie sabe cómo conseguirla. Y mucho me temo, como dijo el profesor Ignacio Sotelo hace poco en El País, que si el cambio que se pretende es desde dentro, no será.

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