Hay establecimientos en la ciudad, principalmente en las calles del centro, que o tienen escaso espacio en su interior para utilizar como almacén o simplemente -que es lo más probable- el propietario nunca está a la hora del reparto de provisiones para las siguientes jornadas. Los repartidores, siempre ajustados con el tiempo y que además tienen escaso sitio para realizar sus descargas, no tienen más remedio que descargar las cajas sobre las aceras. Y ahí es donde se mezcla el uso con el abuso por la ocupación de la zona para los peatones.

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