Después de más de 10 años en "elaboración" por fin el Plan Especial de la Vega de Granada está en proceso de "finalización". La Junta acaba de presentar un documento de aprobación inicial al que podemos aportar hasta el 17 de enero de 2018. Esperemos que luego no tarden otra década en terminar de tramitar y publicar la aprobación definitiva…

Como todavía hay tiempo, aprovecho este espacio para destacar algunas de las propuestas desarrolladas para la Vega por la activa sociedad civil granadina. En primer lugar es fundamental que el plan especial sea más ambicioso en relación con los suelos a proteger y a dinamizar. Después de haber perdido miles de hectáreas de suelos fértiles bajo el asfalto y el ladrillo, es el momento de hacer una apuesta decidida por un modelo territorial que proteja y dinamice lo que no ha sido arrasado, superando las carencias del plan de la aglomeración urbana de Granada (POTAUG) que data de finales del siglo pasado. Esto significa que se debe evitar la construcción de nuevas infraestructuras y megaproyectos innecesarios en la Vega de Granada y que se considere parte de la Vega la superficie agraria de los valles de los ríos que desembocan en la alfombra verde que tenemos a los pies de la Alhambra.

En segundo lugar es clave que este plan urbanístico sea complementado por un plan estratégico que dinamice la economía de la Vega de Granada como espacio agrario y que comprometa medidas concretas con todas las instituciones y con todos los agentes sociales que firmaron en 2015 el Pacto por la Vega. Entre ellas destacaría el fomento de la comercialización, la transformación y el consumo de los productos en el ámbito local, y el desarrollo de métodos de producción agroecológica.

Además, entre otras muchas cuestiones, es necesario que a partir del plan especial se genere un órgano de gestión participado por la comunidad institucional y social que firmó aquel pacto en 2105. De este modo se garantiza la protección y la dinamización del principal recurso territorial del área metropolitana.

Finalmente, ahora que todo el mundo mira a Cataluña, quizás deberíamos fijarnos también en las buenas prácticas de sus gobiernos. Una de ellas, el Parque Agrario del Baix Llobregat constituye el mejor ejemplo de protección y dinamización en España de un espacio agrario similar a nuestra Vega. Allí aprobaron un ambicioso plan especial, han aplicado un completo plan de gestión y desarrollo, y cuentan con un órgano para el manejo del parque. Aquí llevamos pidiendo esto 20 años así que ya va siendo hora de apostar por la Vega y no por la viga.

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