¿hay algo más aburrido que ver secarse la pintura? Quizá, ver cómo el agua se mueve. Si alguien quiere disfrutar de este curioso pasatiempo (hay gente para todo), en la capital existen lugares donde poder hacerlo con todas las comodidades. Por ejemplo, en este rincón del río Genil existe un banquito que permite al turista colocar sus posaderas y dejarse llevar por el increíble espectáculo de ver cómo se mueve el agua. Quién sabe si quizá terminará por descubrir que el agua, como la pintura, también se seca. Todo es cuestión de mirar atentamente. d
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