Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Vientos y tempestades

Es injusto que privilegiados como el presidente andaluz minimicen una amenaza para la salud y la vida

En estas próximas semanas miles de turistas llegarán y deambularán por nuestra tierra. Y, dado que la infección por coronavirus se propaga y multiplica a través del contacto de las personas entre sí, la entrada de miles de turistas es, objetivamente, una amenaza para la salud pública. Constituye un desafío inmenso mantener la protección de la salud de turistas y andaluces, a la vez que desarrollar la nueva normalidad y permitir la actividad económica imprescindible para Andalucía y para el bienestar de las familias andaluzas.

Sin embargo, en estos últimos días hemos escuchado al presidente del Gobierno andaluz afirmar que "debemos acostumbrarnos a estos pequeños brotes"; al portavoz de su Gobierno afirmar que "la economía no está preparada para otro confinamiento"; o al consejero de Salud pretender rebajar el nivel de los brotes de enfermedad llamándolos clusteres. Es terriblemente injusto que privilegiados -como lo son el presidente y sus colegas de Gobierno- minimicen una amenaza para la salud y la vida, a la que se enfrentan todos los días miles de andaluces, desde los centros sanitarios, bares y restaurantes, supermercados, autobuses o taxis, por ejemplo.

La estrategia sanitaria del Gobierno andaluz ante la llegada de miles de turistas debería ser la prevención. No controlar los brotes, sino evitar que se produzcan, para que cientos de personas ni enfermen ni mueran. Para ello hay que reducir el número neto de contactos entre las personas, como, por ejemplo, manteniendo durante el verano el teletrabajo en las administraciones públicas y en las empresas, eliminando así contactos innecesarios en centros de trabajo y medios de transporte.

Además, al personal de hostelería y otros servicios turísticos hay que garantizarles unas condiciones de trabajo de máxima seguridad, con acciones de protección colectiva, para que ni dicho personal ni sus familias se conviertan en "brotes". Es en el ámbito laboral donde se están produciendo la mayoría de ellos en España.

El Gobierno andaluz y sus instituciones deben insistir en la gravedad del coronavirus y por ello la necesidad de las medidas de protección individual; y, además, contribuir a legitimar y empoderar a policías locales y vigilantes y personal de seguridad, o a empresarios y comités de empresa, en su función de hacer cumplir las medidas individuales o colectivas de protección.

El Gobierno andaluz no debe sembrar vientos, si no quiere recoger tempestades.

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