La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Vivir sin exigencias

Los efectos del cambio educativo serán a medio plazo más destructivos que los del cambio climático

Hay quienes viven felizmente inmersos -"como pez en el agua" se dice- en los tiempos que les ha tocado vivir. Y quienes necesitan cada poco salir a la superficie para respirar. Como los delfines, que viven en el mar, pero no son peces y necesitan emerger en busca de oxígeno. El oxígeno en este caso lo encuentran en algunos libros, algunas películas, algunos cuadros, algunas músicas, algunos artículos de prensa o algunos encuentros. No se trata de huir de la realidad. Todo lo contrario. Quien lee vive dos veces, dijo alguien. Y lo mismo puede aplicarse a las otras experiencias que las artes o los encuentros procuran. Siempre que valgan la pena, claro, que también hay obras -la mayoría que hoy nos proponen los medios- cuyo efecto fue perfectamente descrito por Alberti: "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos".

Viene la cosa a cuento por mi nuevo encuentro oxigenador con Inger Enkvist ("Hay que recuperar la disciplina y la autoridad en la escuela", entrevista con Ana Torres, El País, 13-7-17), autora de los muy recomendables Buena y mala educación (Encuentro) y La educación en peligro (Eunsa). Leer a la señora Enkvist -catedrática de la Universidad de Lund, asesora del Ministerio de Educación sueco y ponente de la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados- es una forma de emerger para oxigenarse y poder seguir nadando en las aguas educativas sin asfixiarse por las gilipolleces que la empobrecen en todos sus grados, desde las escuelas que hoy son "guarderías de adolescentes" hasta las universidades hechas a la medida de las necesidades de un mercado y una sociedad que encuentran las Humanidades superfluas por improductivas.

Como siempre, Enkvist ha sido clara: "Los niños tienen que desarrollar hábitos sistemáticos de trabajo y para eso necesitan que un adulto les guíe… Se enfatiza la libertad del alumno, cuando éste necesita una enseñanza sistemática y muy estructurada… Vivir en lo inmediato y sin exigencias es lo contrario a la buena educación… Los niños tienen que aprender contenidos, y no el llamado 'aprender a aprender'... Lo más sencillo es pensar en un músico de jazz. Parece que está improvisando, jugando. ¿Cómo puede hacerlo? Sabe 500 melodías de memoria y usa trozos de esas piezas de forma elegante. Lo ha repetido tantas veces que parece que lo hace sin esfuerzo. "La teoría es necesaria para que surja la creatividad". Exacto. Brillante. Oxígeno.

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