Vox ya estaba

La coalición de Valladolid no va a contaminar al PP. Ayuso ya igualaba a los de Abascal en populismo y provocación

No sé por qué le piden al PP que no pacte con Vox. ¿Se contaminaría el partido fundado por don Manuel Fraga Iribarne? No. Su estrella más rutilante, Isabel Díaz Ayuso, que incluso hace advertencias a Feijoo, ya iguala a los de Abascal en populismo y provocación. A la conferencia de presidentes autonómicos del domingo fue con la frasesita aprendida que le permitiese hacer lo que más le gusta: llamar la atención. Dijo que los 20.000 millones que se dedican a Igualdad habría que dárselos a las familias, porque en todas hay mujeres. Y que habría que quitar los impuestos que graban a las energías. Todos.

Su guionista quiere mejorar a Laffer: si con menos impuestos se recauda más, con ninguno se ingresa el máximo. Esos miles de millones ya llegan a las familias en forma de bajas maternales o paternales, empleo, pensiones y guarderías, pero qué más le da a ella. Además de la guerra de Ucrania, la cumbre de presidentes se desarrolló en La Palma, en donde han vivido momentos muy dramáticos. Que la soberana de la Puerta del Sol fuese allí a exhibirse, roza la impudicia. Así que no se alarmen por la coalición de Valladolid, porque Ayuso colmaba tanto ese espacio, que Vox ya estaba allí.

Por otro lado, poner cordones sanitarios a Vox no es sencillo. La responsabilidad de gobernar retrata a todos los políticos, pero sobre todo a los populistas. Le ha pasado a Podemos: de los siete ministros de UP, sólo Yolanda Díaz ha estado a la altura. No han dado la talla Iglesias, Montero, Garzón, Belarra, ni Castells, y Subirats no se sabe aún. Pasará lo mismo con los consejeros castellano leoneses de extrema derecha, que entran en su Gobierno regional por un mal cálculo de Casado y Mañueco: querían mayoría absoluta; tiraron los dados y les salió fatal.

Vox aporta el 36% de los votos de la coalición; no es fácil poner un cordón sanitario a sus 215.000 votantes. Tampoco se puede aducir que es lo que se hace en Europa. Los ultranacionalistas gobiernan Hungría y Polonia, y han participado en la última década en los gobiernos de Italia, Austria, Finlandia, Noruega, Bélgica, Grecia… O apoyado primeros ministros en Holanda o Dinamarca. Todos los votantes tienen los mismos derechos políticos y todos los elegidos del pueblo la misma dignidad; Vox, Bildu, Junts, ERC… Algunos no nos gustan nada, pero su actuación pública hay que juzgarla por sus hechos.

El PP andaluz busca el voto de clásicos e indignados y hace el doble mensaje. El moderado Moreno condena la violencia de género mientras a su consejero de Salud le preocupa la intrafamiliar. Se van haciendo al lenguaje. Lo dicho, Vox ya estaba aquí.

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