La semana próxima se produce la vuelta de nuestros escolares a las aulas, pero también de adolescentes en institutos y de los estudiantes universitarios. En el caso de los escolares, es todo un reto ya que no hay que olvidar que asistimos a todavía a una intensa incidencia en esta sexta ola y que buena parte de ellos aún no están vacunados.

La apuesta por la presencialidad es una apuesta correcta puesto que tenemos definidos unos protocolos para la prevención de los contagios que, en general, se caracterizan por ser muy adecuados y eficaces así como por una aplicación muy estricta gracias a la implicación y buen hacer del profesorado y resto de profesionales de los centros educativos. También es una apuesta correcta porque en el caso de los escolares, la normalidad en el desarrollo de la formación y que ésta sea presencial es fundamental para el bienestar e incluso para la salud mental de los menores.

Es muy importante trabajar intensamente por conseguir la maxima cobertura de vacunación en toda la población infantil dado que se ha constatado que la vacuna es una de las claves que está condicionando que la sexta ola no tenga un efecto desastroso en los ingresos hospitalarios y los fallecimientos, aunque el impacto que hay no se debe banalizar.

Los padres y madres de los menores tienen que vacunar a sus hijos e hijas y para ello la pedagogía y la información relativa a la capacidad de protección que realmente tienen las vacunas, es una clave de gran valor. Y el seguimiento estricto de los protocolos en los centros educativos es en estos momentos también muy importante, dada la actual incidencia de nuevos casos en los segmentos de edad escolar.

En cualquier caso, y precisamente por la enorme incidencia actual, no es de extrañar que enero sea un mes con numerosos brotes y que asistamos a incidencias que requieran aislamientos y cierre de aulas. Todavía la pandemia nos está golpeando aunque la protección vacunal nos permite aguantar mejor las consecuencias. Pero consecuencias hay y por eso no hay que banalizar esta sexta ola, ni bajar la guardia.

Esperemos que en este próximo trimestre pueda gestionarse la seguridad de nuestros escolares a satisfacción para que en la medida de lo posible, la máxima normalidad presida la vida escolar. En nuestras manos está buena parte de la clave de éxito. Un esfuerzo institucional y de las familias sigue siendo necesario. Así que vacunar a los chavales, protegerlos con la aplicación de los protocolos y de las medidas clave (mascarilla, distancia y lavado de manos), son tareas que nos competen a todos.

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