Cambio de sentido

Vuelta al cole

Educación ha de asumir su responsabilidad para que docentes y familias puedan ejercer la suyas

Pero cómo me voy a encargar yo de elaborar el protocolo del centro escolar ante el Covid-19, si no tengo formación en prevención de la salud ni en riesgos laborales? Se trata de la salud de niñas y niños, yo no me siento capacitado ni puedo asumir esa responsabilidad". Así me decía en el mes de julio un profe de Literatura, miembro del consejo escolar, cuando supo que formaba parte de la comisión permanente que debía decidir cómo hacer en su cole ante el Covid-19 de cara al nuevo curso. Un profe de otro cole me hablaba de la necesidad de recursos: "Supongo que no son las mismas las instalaciones de Las Irlandesas, donde estudiaron las hijas de Celaá, que las que hay en mi colegio". "Maestra, estamos asfixiaícos con esta calor, ¿nos podemos quitar la mascarilla?", pregunta un niño de Primaria de un cole rural a la profe que ha dado clases de refuerzo durante julio. Ante la negativa, el chiquillo responde: "Pero, maestra, pero si en cuanto salimos de aquí nos vamos juntos a mi piscina, y nos bañamos hasta sin calzoncillos". Estas estampas, desesperadas, contradictorias, llegan después de unos meses en los que el profesorado -salvo casos puntuales de negligencias, que también ha habido- las han pasado canutas. Tengo y siento cerca a bastantes docentes. Sé del esfuerzo, el desánimo y el desvelo desde marzo, sé de quienes han vivido haciendo equilibrios entre las directrices y exigencias que venían desde arriba y la imposibilidad de meter más presión a las familias enclaustradas. Las declaraciones de la ministra del ramo durante el estado de alarma sonaban a "mira, que cada cole se las averigüe como pueda, ojalá en septiembre la cosa está más flojita". Las instrucciones que la Consejería de Educación hizo públicas el 6 de julio saben exactamente a lo mismo.

Imbroda ha dicho que, a las familias que no manden a sus pequeños al cole por miedo al Covid se les va a aplicar el protocolo de absentismo. Como el consejero, me declaro a favor de la docencia presencial, y en contra de que parte del alumnado siga las clases desde casa y el resto en el aula, salvo excepción justificada. Pero para evitar el absentismo por esta causa más valdría elaborar y ejecutar los protocolos con mayores dosis de sentido común, implicación de las autoridades competentes e intervención de expertos. La Administración ha de asumir su responsabilidad para que docentes, madres y padres puedan ejercer la suya.

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