La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Vuelve la pesca con caña

Ddicen en el Partido Popular que a este paso tendrán que poner un portero en su sede de Granada para gestionar la avalancha de náufragos de Ciudadanos que llegan en tropel. Exageraciones aparte, no son pocos los que de forma natural van estos días del naranja al azul (o planean hacerlo en cuento les dejen) y caen en las redes de arrastre de un partido que en Granada está despechado por lo sucedido en el último mes y se siente legitimado para no tener que respetar el pacto de no agresión de los líderes andaluces.

Pero mientras esto ocurre, el PSOE se dedica a la pesca con caña. Prepara el cebo, espera el momento adecuado y cuando el pez está listo llama al más fuerte para pegar el tirón, no vaya a que se escape por falta de vigor. Así ha enganchado la pieza que le ha dado la Alcaldía de Granada, un verdadero triunfo para los aires nuevos del socialismo andaluz.

Esta metáfora tan marinera ya la aplicó a la política hace ocho años el actual ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas. En aquel julio de 2013 se lanzó a disputar las primarias a la candidata socialista llamada a suceder a Griñán en Andalucía, Susana Díaz. En aquel momento Planas abanderó la sensibilidad de los "críticos" y ante las dificultades impuestas por el aparato de su partido dijo aquello de "practico pesca con caña de avales, mientras otros (u otras) hacen pesca de arrastre".

Mucho ha llovido desde aquellas primarias hasta las últimas del PSOE; auge y caída de Susana Díaz; ¿adiós y regreso de Luis Salvador al socialismo? En aquella cruzada, Luis Planas contaba entre sus colaboradores más directos con el actual vicepresidente segundo del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que era el director de campaña, y con Luis Salvador, senador socialista por Granada hasta las elecciones de 2011. Después de aquella experiencia de refriega interna en su partido de toda la vida, a los pocos meses comenzó su aventura en Ciudadanos y fue presentado por Albert Rivera como uno de los "grandes valores" de la nueva formación en Andalucía. Por eso ahora, cuando la actual dirección de Inés Arrimadas le amenaza con un expediente de expulsión, Salvador les exige que respeten el pedigrí que dice tener por ese papel "histórico" en la formación del partido naranja en Granada y Andalucía. Dicho de otro modo, por su contribución al reclutamiento de nombres que hace años eran afiliados de otros partidos, ya sea PP o PSOE.

A partir de ahí Salvador se convirtió en el peor enemigo del socialismo en Granada, con ataques frontales y descarnados a sus antiguos compañeros, incluido Francisco Cuenca. En las últimas municipales de 2019 su bandera era derrocar al socialista, porque era "el peor enemigo para Granada", y llamaba a todas las fuerzas políticas a unirse contra él. Y esto ocurría tanto en público como en privado. No era el único del PSOE que había pasado a Ciudadanos en aquellos años, pero sí era el más renegón. Cualquier alusión a su pasado socialista era tomada como una ofensa grave y personal.

Por eso la salida final a la actual crisis municipal en Granada, con su voto directo para hacer alcalde a Cuenca, parecía tan inverosímil en un primer momento que no entraba en los planes del PP a la hora de echarle el pulso del famoso 2+2.

Y por esa animadversión entre Salvador y el PSOE granadino, cuajada durante los últimos años, también ha sido necesaria ayuda externa para rematar la jugada. Las primarias socialistas, la llegada de Juan Espadas y, sobre todo, la intervención directa de su antiguo compañero de campaña, Gómez de Celis, han sido las claves del acuerdo. Y ésta no es una elucubración periodística de esas de blanco y en botella, porque el día de la investidura se les vio hablar en el patio del Ayuntamiento. El entorno del diputado sevillano cuenta sin tapujos esa mediación en determinados momentos, como cuando el grupo socialista del Ayuntamiento (con Cuenca a la cabeza) decidió dar plantón a Salvador en el pleno pocos días antes de su dimisión.

Ya se lo dijo a Corpas con el micro casualmente encendido. Que no entendía aquello cuando había conversaciones en marcha. Por eso hizo falta ayuda para tirar de la caña y cuajar un acuerdo que garantiza a Salvador unos años más en primera línea de la política.

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