Crónica Personal

Yolanda se está pasando

Sánchez se encuentra entre la espada y la pared. Tiene que decidir entre Yolanda o Bruselas

La ministra portavoz ha dejado claro tras la reunión del Consejo que el Gobierno no se plantea la derogación de la ley de reforma laboral que exige Yolanda Díaz. Cuentan en su entorno que Díaz está dispuesta a dimitir si el Gobierno no da luz verde a esa derogación o, al menos, la reforma no recoge tres o cuatro puntos que considera indispensables para que sea aceptable. Bajo su punto de vista, evidentemente, que coincide con el punto de vista de los sindicatos y, nada, con la CEOE.

La vicepresidenta segunda es el personaje político con mayor protagonismo en las últimas semanas, pero se está extralimitando en su afán de marcar territorio. Y, como ocurre en el juego de las siete y media, lo peor es pasarse.

Sánchez ha trasladado a Bruselas que no tiene la menor intención de aprobar una reforma contraria a lo que piden los empresarios, lo que significa que el presidente se encuentra ante un problema serio que puede incluso dinamitar el Gobierno de coalición … que es lo que no descarta la vicepresidenta segunda.

En algo tiene razón Díaz : no exige nada que no esté recogido en el acuerdo que rubricaron Sánchez e Iglesias. Lo que ocurre es que aquellos meses complicados para la izquierda, con repetición de elecciones en las que tanto PSOE como Podemos perdieron votos y escaños, los dos dirigentes estaban tan obsesionados con amarrar cuanto antes un acuerdo cogido con alfileres que se apresuraron a firmarlo sin que Sánchez se preocupara excesivamente de comprobar si era viable.

Díaz, aspirante al sillón presidencial, está ahora cabreada -con perdón- porque Sánchez no atiende a sus razones y pretende que siga el camino que señala Calviño, a la que no soporta. Encima Sánchez se pone todas las medallas de tipo social, molesto porque Podemos basa su estrategia en presentarse como el socio de gobierno que se preocupa por el bienestar de los ciudadanos. El cabreo de Yolanda -con más perdón- ha llegado al punto de bronca con el presidente. Y amenaza con romper la coalición. Precisamente cuando los sondeos advierten a Sánchez de que vive su peor momento en cuanto a votos, mientras que Podemos crece. No por Belarra, Montero y Echenique, ni siquiera por Iglesias, sino porque Yolanda se ha convertido en un referente de la izquierda que está haciendo sombra, y daño, al presidente del Gobierno.

Sánchez se encuentra entre la espada y la pared, le ha durado poco la euforia del Congreso de Valencia. Tiene que decidir entre Yolanda o Bruselas; entre la ruptura de la coalición o mantenerse gracias a los fondos europeos.

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