La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Lo que nos aguarda

Morin: "Crear una sociedad auténticamente humana es oponerse a toda costa a este darwinismo social"

Dialogaron en Il Corriere della Sera los grandes humanistas Nuccio Ordine y Edgar Morin. Ordine ha publicado libros de combate como La utilidad de los inútil o Clásicos para la vida y el casi centenario Morin es uno de los grandes pensadores del siglo XX, creador del concepto de imaginario colectivo y genial descifrador de los símbolos y mitos de la cultura de masas.

Pregunta Ordine: "¿Cuál ha sido su reacción frente al primer discurso de Boris Johnson, al despiadado cinismo con el que ha invitado a los ciudadanos británicos a prepararse a los miles de muertos que el coronavirus provocaría y a aceptar los principios del darwinismo social (la supresión de los más débiles)?". Responde Morin: "Un ejemplo claro de cómo la razón económica es más importante y más fuerte que la humanitaria: la ganancia vale mucho más de las ingentes pérdidas de seres humanos que la epidemia puede infligir. Al fin y al cabo, el sacrificio de los más frágiles (de las personas ancianas y de los enfermos) es funcional a una lógica de la selección natural. Como ocurre en el mundo del mercado, el que no aguanta la competencia es destinado a sucumbir. Crear una sociedad auténticamente humana significa oponerse a toda costa a este darwinismo social… Por eso, hoy es necesario favorecer la construcción de una conciencia planetaria sobre su base humanitaria: incentivar la cooperación entre los países con el objetivo principal de hacer crecer los sentimientos de solidaridad y fraternidad entre los pueblos. La pseudo Europa de los banqueros y de los tecnócratas ha masacrado en estas décadas los auténticos ideales europeos".

El origen de estos ideales está en Jerusalén y Atenas. Una relación conflictiva y enriquecedora, difícil y necesaria, entre fe y cultura, razón y religión, sobre la que han escrito textos imprescindibles Shestov (Atenas y Jerusalén) o Steiner (La idea de Europa). Una Europa que debería oír la llamada del papa: "Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario". Temo que no se hará. Ni ética laica (Atenas), ni religiosa (Jerusalén). Más barbarie tecnocientífica y más consumismo compulsivo nos aguardan en el mundo feliz pospandemia.

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