Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

De alucine

Estos gobernantes no han aprendido que lo único que deben cerrar es la hostelería: bares, restaurantes y ocio

De alucine nos hemos quedado muchos con las decisiones de la Junta andaluza sobre la situación del coronavirus en Granada.

Es cierto que la pandemia está atacando con especial virulencia a nuestro territorio, pero las decisiones políticas llegan mal y tarde. Desde hace ya varios meses la situación en Granada es insostenible; se veía que los miles de personas disfrutando del ocio sin mascarillas iban a traer miles de infectados y muchos muertos, pero, a pesar de ello, nada se ha hecho hasta que hemos llegado a la situación crítica.

No se ha hecho prácticamente nada a nivel local. Los policías municipales han pecado de buenismo con los infractores. No se ha hecho tampoco nada a nivel autonómico. Y ahora, con el agua al cuello, se toman medidas extremas.

Si bien es cierto que evitar cualquier muerte debe ser la prioridad de todo gobierno, también lo es que el desarrollo de las actividades económicas no propaga el virus y podrían seguir desarrollándose con normalidad para que las familias no sufrieran el drama humano del desempleo.

Y es que estos gobernantes autonómicos y locales no han aprendido que lo único que debe cerrar son aquellas actividades en las que la gente se relaciona sin mascarillas, esto es, la hostelería: bares, restaurantes, y demás actividades de ocio -pubs, disco bares y discotecas-. Sólo esto es lo que hay que cerrar señores gobernantes.

Las operaciones quirúrgicas para controlar actividades potencialmente contagiadoras del coronavirus es imprescindible para frenar el virus y para que no se propague, pero estos ineptos gobernantes ante la adversidad han decidido restringir a lo burdo, sin seleccionar lo que contagia y lo que no, y sin tener el más mínimo respeto al sustento económico de las familias.

Los cierres perimetrales nada aportan tampoco. Estos políticos deben comprender que lo que deben restringir son las relaciones interpersonales sin mascarilla y nada más.

Pero aquí estamos, en una situación crítica, en la que las floristerías son actividad esencial y la construcción no, y en donde nuestra tierra se dirige a la mayor debacle económica de su historia.

No salvan vidas estas medidas de la Junta andaluza, salvan vidas las medidas sanitarias y económicas adecuadas, que permitan preservar la salud, y, a su vez, que no se hunda nuestra economía.

¿Nadie va a sacar a Granada correctamente de esta situación gravísima?

Espero que en el futuro otros mejores dirigentes rijan nuestros destinos, porque las decisiones de éstos son de auténtico alucine…

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