30 años sin el muro de Berlín

Debemos sacar enseñanzas para seguir avanzando en la lucha por la igualdad y la libertad

Mañana, día 10 de noviembre, en España estamos convocados a las urnas en unas elecciones generales que no deberían haberse producido si hubiese habido un acuerdo entre grupos parlamentarios para formar Gobierno. Pero también, el próximo 10 de noviembre se conmemora el 30 aniversario de la caída del muro de Berlín.

Es un hecho histórico que supuso un cambio de era y el anticipo de la caída del bloque soviético a partir del cual se generó una nueva etapa de nuestra historia reciente, caracterizada por un mayor desarrollo del capitalismo y una importante apertura a disponer de regímenes democráticos (o más o menos democráticos).

Seguramente habrá muchos que piensen como yo y consideren que estos 30 años han ofrecido mas sombras que luces ya que si se analiza la situación de muchos de los países que entonces estaban el bloque soviético, se puede comprobar que destacan por tener sociedades con una enorme desigualdad y con serios déficits de calidad democrática.

No obstante lo anterior, la caída del muro de Berlín fue un hecho de enorme impacto político y psicológico a nivel mundial. Quienes hemos tenido ocasión de visitar Berlín y pasear por los lugares que aún recuerdan la cruel división de tantos años en esa ciudad, hemos podido sentir el escalofrío que genera el solo hecho de imaginar aquellos años de plomo y de ausencia de libertad.

Después de 30 años, se puede mirar atrás y valorar el camino recorrido. Con todos los defectos, siempre será mejor una convivencia sin muros y con libertades. Pero queda mucho camino por recorrer.

La caída del muro de Berlín nos demuestra que no hay nada inmutable ni irreversible. Ninguna dictadura es eterna. Y de ese proceso histórico debemos sacar enseñanzas para seguir avanzando en la lucha por la igualdad y la libertad.

Pero no puedo dejar de sorprenderme de la enorme capacidad humana para levantar muros, sean muros de cemento o sean muros imaginarios. De hecho, cada vez que oigo a los líderes políticos que mañana se someten al escrutinio de las urnas ofrecernos un compromiso firme de no apoyar nunca un gobierno de tal o cual partido, me pregunto por qué gusta tanto levantar muros. En fin, brindemos de nuevo por la caída del muro de Berlín. Y que caigan muchos más muros.

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