El arte de ejercer de camarera, creadora y madre

Teresa Melquizo Mejía lleva 20 años dedicada a la hostelería. Toda una vida dando la cara al público y facilitando la vida a los clientes. Esta granadina, nacida en Dúrcal, empezó trabajando en la cocina de un hospital en Barcelona, pero pronto volvió a su tierra y decidió dar la cara al público trabajando como camarera. Compagina esta labor con la de madre y artista. Tiene cinco hijos que han tenido que convivir con dificultades de horario y con las que vienen añadida de ser una familia numerosa. "Pero eso les ha enseñado a ser más independientes desde pequeños", señala Teresa.

Es una mujer fiel a su trabajo: en todos sus años de dedicación sólo ha tenido tres jefes. Después de estar en una cafetería durante 15 años, llegó a La Cruzada, al lado de La Caleta, hace unos seis meses. En su trabajo ejerce más de una vez de psicóloga, ya que el cliente acaba contándole sus preocupaciones y compartiendo con ella sus alegrías. Incluso hay quien le pide consejo para resolver alguna situación...

Su faceta de artista la plasma en un pequeño diario que escribe "desde siempre": Desde mi barra es el título que da a esa creación. En ella anota cada día las anécdotas y sensaciones que le produce el su trabajo. "Se aprende mucho, se transmite mucho con sólo estar un poco atenta". Son una especie de memorias, apreciaciones personales que no quiere que nadie lea". Pero la escritura no es el único arte que fomenta, también pinta retratos al óleo, "para sacar algún dinerillo extra".

Melquizo es una persona dedicada al servicio, a la atención de una clientela variada, con sus manías y virtudes, pero a la que atiende siempre con una sonrisa desde 'su barra'. Una clientela fija e itinerante a la vez por estar cerca del hospital y los juzgados.

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