Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

De arterias y carreteras

En nuestra ciudad, la contaminación nos quita 10,2 meses de vida a cada uno y cada una

Según contaba este periódico hace unos días, el Gobierno español ha hecho una advertencia a la capital por los altos niveles de contaminación atmosférica y los reiterados incumplimientos del Plan de Calidad del Aire.

Hay más de 70.000 estudios científicos en el mundo sobre los efectos de la contaminación del aire en la salud poblacional. Esta enorme cantidad de investigación científica ha demostrado que son miles y miles las personas que enferman y mueren por vivir en ciudades contaminadas. Se calcula que en Europa mueren anualmente unas 780.000 personas. Además, la contaminación es cancerígena, multiplicando por más de dos el número de casos de cáncer de pulmón o de vejiga. En Granada la contaminación nos quita 10,2 meses de vida a cada uno y cada una, aumenta hasta un 9% y un 14% los ingresos en nuestros hospitales debido a enfermedades cardíacas y respiratorias respectivamente, y produce miles de episodios de infecciones respiratorias y ataques de asma en menores, y muchos otros efectos.

Lo más alarmante de los efectos de la contaminación todavía está en proceso de descubrirse. Utilizando técnicas experimentales pioneras, estudios científicos de última generación han conseguido demostrar que las micropartículas contaminantes que respiramos pasan directamente desde nuestra nariz a nuestro cerebro y pueden verse y medirse en nuestra corteza cerebral, contribuyendo así a causar la enfermedad de Alzhéimer que padecen muchos de nuestros mayores. También se han podido ver y medir en la placenta de mujeres embarazadas que viven en ciudades contaminadas como la nuestra. Estas micropartículas contribuyen a causar el retraso del desarrollo cognitivo, psicológico y de aprendizaje que tienen los niños y niñas que viven en ciudades y barrios contaminados. Y otro ejemplo más demuestra que estas micropartículas se adhieren a las arterias, dañándolas y causando enfermedad cardiovascular, y haciéndolas más vulnerables a los ataques como el del Covid-19.

Que la contaminación por el tráfico puede alcanzar tan profundamente nuestros órganos -como la corteza cerebral, las arterias o la placenta- es muy grave y preocupante porque la capacidad de causar daños irreversibles en nuestro organismo es potencialmente enorme. Articular un sistema integrado de transporte público y movilidad en el área metropolitana para reducir el tráfico es la única solución. Crear más carreteras, como ha anunciado recientemente la Junta de Andalucía, aumentará el tráfico y la contaminación, y será criminal para nuestra salud.

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