Un asesino influyente

El caso de un asesino de género poderoso, acaudalado y prestigioso, descoloca a algunos medios importantes

Una mujer fue asesinada con fría premeditación de un tiro de escopeta el lunes en Barcelona. Su verdugo se suicidó. Un caso repetido; desde 2003 ha habido 870 muertas por violencia de género en España, 172 en Andalucía. Pero este suceso tenía algo inhabitual. El asesino no era anónimo, ni de escasos recursos, ni con fama de afable. No. Este suicida era un personaje poderoso, acaudalado, prestigioso; con un carácter intolerante conocido, disculpado por su entorno.

La víctima es la médica Victòria Bertrán, a quien una paciente del Centro de Atención Primaria de Les Corts ha definido como excelente profesional, serena y empática. Ese testimonio habla de una mujer que inspiraba confianza, tenía sentido del humor, era prudente, sensata. La antítesis de su asesino: Alfons Quintá era intransigente y desquiciado, pero tuvo una notoria carrera profesional como periodista de radio, prensa y televisión en algunos de los medios más prestigiosos: la SER, El País, TV3….

Especialistas en violencia de género repiten que ésta no es una cuestión de clases, edades o formación cultural. Aun así, el caso del asesino influyente ha dejado en evidencia a diarios importantes. En alguno, el asesino tuvo necrológica propia de un VIP, en la que no se citaba el nombre de la víctima. Su madre temía desde hacía tiempo por la vida de Victòria. En octubre ya se había separado y su asesino anunció su respuesta en un artículo sobre "la suerte de morir cogiendo la mano amada, deseada".

¿Y la sociedad? Rosa Gómez Torralbo, experta en el tema, lamenta que se archivase la mitad del millón y medio de denuncias de la última década. La presunción de inocencia juega a favor del maltratador. También los roles establecidos: la mujer debe cumplir el de cuidar y agradar. Y después está el significado que damos a las cosas: "El diccionario de la RAE -subraya- dice que violenta es una persona que actúa con ímpetu y fuerza y se deja llevar por la ira. Como si tuviese un pronto… Y sobre víctima el diccionario tiene como segunda acepción que es una persona que se expone a un grave riesgo. Como si la culpa fuese suya…"

El terrorismo machista ha matado en trece años tanto como ETA en toda su historia, pero no tiene el mismo desprestigio. El asesino de Victòria era un maltratador; se sabía y nadie hizo nada. Y además, es una pena que estos depredadores, ricos o pobres, no inviertan el orden de su actuación: primero el suicidio. Si quieren irse, que se vayan solos. Acompañados por el oprobio social.

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