La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Lo que se avecina

No es difícil pronosticar que 2021 va a ser decisivo para conocer la valía real de quienes nos gobiernan

Hacer de Nostradamus no es mi fuerte. Ni siquiera llego a Rappel. Aún así lo sigo intentando con la lotería, con cuyo premio gordo sueño hasta que la realidad me despierta tras cada sorteo. Peor es acertar en la previsión política. Es el asunto más difícil de pronosticar en estos tiempos de marabuntas y marabuntos, aunque el Gobierno de coalición lo facilite con sus alardes de polarización constante, propios de la factoría Redondo/Iglesias.

Las encuestas revelan cierto desgaste de las izquierdas que nos gobiernan frente a las derechas que opositan, tras solo un año de cohabitación monclovita. Pero resulta inaudito ver que, a pesar de tener un presidente con asentada fama de mentiroso, el PSOE sigue en un (+/-)28% de querencia electoral. O sea, que 28 de cada 100 votantes aceptan, entienden y agradecen con euforia contenida que el presidente de su país les mienta con naturalidad y displicencia.

Bien es cierto que el partido sanchista no se dispara hasta otras estratosferas porcentuales de la historia más reciente de su alterego socialista, pero ahí sigue, a pesar de las promesas incumplidas del Sánchez más trilero, de las trolas finas de su parafernalia presidencial, y ese desparpajo con el que aprueba lo contrario de lo que prometiera.

No es difícil pronosticar que 2021 va a ser decisivo para conocer la valía real de quienes nos gobiernan. La pandemia los pondrá a prueba, de nuevo, pero será la economía la que confirme o arruine su apuesta. Con Franco ya desenterrado, y sus recurrentes clichés post guerracivilistas demodé, será clave conocer, ya sí, su auténtica capacidad gestora frente a los probables desvíos presupuestarios ante el escaso cumplimiento del capítulo de ingresos previsto, y que hará profunda la trifulca entre calviñistas y pabloleninistas del Gobierno. Unos querrán contener el exceso, otros tirarán de populismo rancio y pretenderán hacer de Keynes un mero aprendiz del gasto público a su lado. Y Sánchez, que o bien tirará de Iván para conocer hacia dónde encaminar su propaganda, o preferirá hacer mutis por el foro e irse a Lanzarote, a reflexionar entre olas bravas y arenas calientes.

Lo que se avecina en 2021 es una cuestión grave. Agotado lo de Franco, habrá que gestionar la escasez y la amplia demanda social. Los fondos europeos, ¿obligarán a recortes? Vencidos los ERTE, el desempleo hará daño entre los españoles que peor lo pasan, y ello nos dejará ver la auténtica capacidad de aguante de los votantes.

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