Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

El aviso francés

La persistencia de una mujer siempre hay que tenerla en cuenta en un panorama tan gris como el pelo de Macron

Miro con atención siempre hacia lo que sucede en Francia a sabiendas de que en unos años lo reproduciremos por España. Por muy ‘reserva espiritual de Europa’ que nos creamos (a izquierda o derecha, ojo) a la larga clonamos lo que sucede por el norte con una fidelidad asombrosa.

De ahí que las últimas presidenciales francesas haya que tenerlas en cuenta para los futuribles, léase el caso Le Pen y su clon ibérico que es Vox y los suyos, un clon al sur que también anda ahora ocultando sus simpatías nacionalistas con Putin que tantos remordimientos produce.

Marine Lepen, la hija del fundador, es un animal político de raza. Ha sabido edulcorar su partido en el nombre (de Frente Nacional ha pasado a llamarse Agrupación Nacional); ha acertado a librarse de las conexiones oscuras de su padre hasta con el golpismo de la OAS o a deshacerse igualmente de una sobrina musa que hasta se ha quitado el apellido Lepen para quedarse en un virginal Marion Maréchal con el que poder sentirse la Ofelia de este teatro lepenista que también se debate entre el ser o no ser derecha extrema o extrema derecha.

Afortunadamente para Marine Lepen salió el bucéfalo Éric Zemmour aún más a la derecha (si aún quedará sitio) que ha conseguido el milagro de hacer parecer moderados a los nacionalistas de siempre. En idioma patrio sería como si a Vox le saliera un falangista con buen picó y tirón mediático que mutara en corderitos a esos lobos que ahúyan en las tribunas del Congreso. Un edulcoramiento del nacionalismo francés que tan bien le ha sentado a la que aspira a ser la Juana de Arco del siglo XXI en Francia.

Estaremos muy atentos a lo que suceda en la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Las derechas e izquierdas de siempre se ven sobrepasadas por partidos que sin tanto histórico que hacerse perdonar si que conectan con las masas. Les dan lo que piden, sin demasiados filtro ni tanto límite institucional. “Al pan, pan y al vino, vino” vendría a ser su eslogan simplificador que tantos creen honesto cuando sólo es simplista en medio de una sociedad harto compleja y multiforme.

Esta vez si que tiene opciones Marine en su segundo asalto al Elíseo. El cierren filas está ya previsto, pero la persistencia de una mujer siempre hay que tenerla en cuenta en un panorama tan gris ya como el pelo de Macron.

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