La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La banca siempre gana

Los grandes perjudicados son, aparte de los empleados despedidos, la España rural y los analfabetos digitales

Ni por un instante pensé que coincidiría con un ministro tan inane como Alberto Garzón, que lo es por cuota y por haber impulsado la absorción de IU por Podemos. Pero hace unos días se conoció el contenido de una carta que había enviado a las patronales bancarias pidiendo información sobre la reestructuración que vive el sector, y no puedo estar más de acuerdo con sus planteamientos y reivindicaciones.

Que levante la mano quien no haya sufrido o esté sufriendo ahora mismo el deterioro continuado de las prestaciones y servicios de su banco o caja de ahorros. La modernización de sus estructuras y funcionamiento no se refleja en una reducción de las comisiones que cobran por cualquier cosa, sino en el cierre de oficinas y la imposición de la banca on line. Se han cargado más de la mitad de las sucursales que tenían abiertas en 2008 y ahora han puesto en marcha unos ERE que implicarían el despido de 15.000 empleados.

A efectos del paciente -perdón, del cliente- eso significa que la atención personal es cada vez más difícil y tardía. El 59% de los municipio rurales carece de sucursal bancaria. La España vacía añade esta nueva carencia a la larga lista de sus discriminaciones. En las sucursales urbanas las colas siguen creciendo. Para llevar mi cuenta en un potente banco -perdón otra vez, ahora por la redundancia- ha habido cuatro gestores en un año Un trasiego.

Los grandes perjudicados por la remodelación en auge, aparte de lo empleados que van a ser despedidos, son los sectores consumidores más vulnerables; a saber, los ancianos del mundo rural y los analfabetos digitales, totales o parciales, a los que se priva de la presencialidad a la que han estado acostumbrados durante toda la vida. Y esta reconversión forzosa es aún más dañina que la de los trabajadores bancarios. A veces, imposible.

A todo esto hay que añadir la consideración de que los bancos se salvaron de la crisis anterior gracias a las enormes ayudas públicas que recibieron y de que sus directivos se las han apañado para subirse sus sustanciosos sueldos y bonus mientras despiden empleados, cierran oficinas y desoyen los consejos de contención del Banco de España, las vicepresidentas Calviño y Díaz o el citado Garzón. Quizás haga falta algo más contundente que los consejos. Si hay un sector que necesite mayor control el Estado ése es el de la banca. Pero nadie se atreve a meterle mano.

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