Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Una banda para el saqueo

Miras las fotos de antiguos consejos de ministros o de la boda en el Escorial de la hija de Aznar y te estremeces

No se trataba de algunos casos aislados, sino de un archipiélago de casos íntimamente relacionados, de una banda perfectamente organizada para el saqueo que tenía sus oficinas centrales en la sede del PP y utilizaba a personas situadas en cargos públicos relevantes y empresarios trincones para financiar el partido y enriquecer a un batallón de intermediarios. La sentencia de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel certifica la existencia de una Caja B. El partido en el Gobierno obtenía dinero sucio para afrontar gastos electorales, amén, quizá, de pagar extras a muchos de sus dirigentes. Hasta Mariano Rajoy queda directamente comprometido al considerar los jueces que su declaración como testigo no es lo "suficientemente creíble" y suscita dudas respecto a si negó de manera interesada la existencia de sobresueldos "no delictivos pero merecedores de reproches social". Con todo, esto no es el fin, sino el principio del fin, puesto que las altas condenas auguran una reacción en cadena que convertirá al país en ingobernable y la marca España en un cubo de basura o una bandera pirata. Son muchos los medios que informan del temor en el seno del PP a que Rosalía Iglesias, la esposa de Bárcenas, entre en la cárcel con quince años de condena. Si no prospera su recurso ante el Tribunal Supremo, cuentan, el ex tesorero podría empezar a cantar La Traviata y a filtrar documentos que arruinarían la carrera profesional y la existencia de muchos señores y señoras de orden.

Rajoy no es la solución, es el problema. El PP ha quedado absolutamente deslegitimado, ha perdido cualquier autoridad moral para regir los destinos de España, pedir esfuerzos a los ciudadanos o resolver la deriva independentista en Cataluña. El líder del PSOE debería de plantear o anunciar para dentro de unos meses una moción de censura que contaría con el apoyo de Podemos. Ciudadanos habrá de aparcar el cálculo electoral, aclarar su postura y retratarse: no se puede declarar el partido de la regeneración y apoyar la continuidad en el poder de una organización degenerada, colmatada (al menos hasta anteayer) de registradores de la propiedad ajena, de dirigentes institucionales y orgánicos que pueblan las cárceles o los banquillos de los acusados en multitud de juzgados. La desconfianza ciudadana es absoluta. Miras las fotos de antiguos consejos de ministros o de la boda en el Escorial de la hija de Aznar y te estremeces. Los antisistema ocupaban las vísceras del sistema.

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