La Rayuela

Lola Quero

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La gran batalla de Granada (II): guía para arrancar un año electoral

Mientras el PP pone esta provincia y su capital en el radar para afianzar su poder, el PSOE se juega la supervivencia o la irrelevancia

La gran batalla de Granada (II): guía para arrancar un año electoral

La gran batalla de Granada (II): guía para arrancar un año electoral / G. H.

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Ayuntamientos, Diputación, Gobierno, Universidad y corporaciones privadas de Granada coinciden en un año electoral decisivo, con algunas disputas que se prevén muy reñidas. 2023 nos deparará elecciones, municipales primero -en primavera- y generales después -en otoño, se supone-. Y todo eso en un momento de extraordinaria calentura general, que en esta ciudad y su provincia no será menor, al tratarse de una plaza estratégica y muy disputada por los partidos.

Mucho se habla de la importancia que tiene para el PP recuperar tanto el gobierno de la Diputación como el de la ciudad de Granada, hasta el punto de trasponer a una consejera que está dando buenos resultados en la Junta. Pero mientras que para la derecha representan reconquistas clave, para el PSOE andaluz mantener el poder en esta tierra supone la diferencia entre la supervivencia y la práctica irrelevancia.

Las diputaciones son muy importantes para albergar las estructuras de los grandes partidos y el poder institucional que aportan en estos momentos al PSOE (controla seis de las ocho en Andalucía) compensa de algún modo la pérdida de la Junta. Los populares no ocultan que su gran objetivo, que consideran asequible en estos momentos, es conseguir el control de todas, menos Sevilla y Huelva. Por tanto, la de Granada está en el radar del PP como uno de sus objetivos prioritarios. La principal lucha se librará en la ciudad y su Área Metropolitana, que es el partido judicial que más representantes aporta, de ahí que los secretarios generales de los principales partidos (y aspirantes a presidir la Diputación) anden con la calculadora en la mano. Más crucial que los gobiernos municipales que se formen es el número de votos obtenidos en esas localidades.

El mejor ejemplo es Granada ciudad. Aunque el candidato Paco Cuenca no consiguiera una mayoría suficiente para gobernar, es vital un buen resultado en ese granero de votos para que su partido pueda alcanzar el número de diputados necesarios. Por tanto, en los comicios de la capital se puede decidir bastante más que su alcaldía.

Capital estratégica

Si las diputaciones provinciales equivalen a poder institucional de los grandes partidos en Andalucía, los ayuntamientos de las capitales se han convertido también en instrumentos estratégicos. Lo sabe el PP de Juanma Moreno, que quiere echar toda la carne en el asador para recuperar Granada -consciente de que está en su mano si evita errores históricos como los del pasado-; lo tiene claro el PSOE, que lucha por mantener el resquicio de poder de capitales como Sevilla o Granada; y lo asumen desde otras formaciones más a la derecha y a la izquierda, que son conscientes de su importancia como llave de gobierno en un escenario muy reñido. En cambio, ese centro político que antes conquistó Ciudadanos, parece ahora haber vuelto al dominio de los grandes del bipartidismo.

A diferencia de otras capitales, donde los resultados son más previsibles, en la ciudad de la Alhambra todo es posible en estos momentos. Podríamos decir que el actual alcalde socialista sale con la clásica ventaja del que está ahí ya instalado. Y además se ha esforzado mucho por mejorar su popularidad. Pero sería una sorpresa mayúscula un éxito tan importante como para no tener que contar con otros partidos de izquierdas; y ahí es donde Paco Cuenca tendrá más problemas si éstos no consiguen ponerse de acuerdo para formar una candidatura unitaria con la que se aproveche cada voto. Por ahora, la tirantez flota en el aire y cualquier acuerdo de última hora puede ser demasiado tardío para un electorado harto de disputas. 

También el PP, por muy fuerte y novedosa que sea su candidatura -con Marifrán Carazo a la cabeza y su exitoso Metro bajo el brazo-, tiene muy difícil volver a las viejas mayorías absolutas de José Torres Hurtado, así que podría depender de Vox. La reciente designación de su candidata, Beatriz Sánchez Agustino, no ha sido vista con malos ojos desde el PP sereno de Juanma Moreno, porque la actual portavoz del partido de Abascal en el Ayuntamiento de Granada ha establecido un estilo bien distinto al de su antecesor, Onofre Miralles, más dado al tan de moda exabrupto twitero y a los ataques por sorpresa hacia cualquier lado. Hasta en el Congreso sigue repartiendo leña a sus antiguos compañeros del PP en la corporación granadina, aunque allí poco les importen las rencillas personales entre concejales... o juristas. La nueva candidata es más de calle que de redes sociales y despachos a puerta cerrada, algo que puede tener calado en una ciudad tan gentrificada, con quejas vecinales por el ruido, las terrazas, las despedidas de soltero, la inseguridad y las casas ocupadas. 

Ojo con el mensaje del miedo a Vox. El PSOE ya experimentó en junio pasado cómo bascula el voto útil del electorado de centro para evitar que el PP dependa del partido de Abascal para gobernar. Cada proceso electoral es distinto, pero en el PP repite la misma candidata -Carazo fue la cabeza de lista por Granada en las andaluzas- y quienes hayan sabido leer los mensajes ciudadanos de unas elecciones tan recientes llevarán una gran ventaja.

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