El breve espacio en que no estás

¿Sabes? Yo sé que te tengo. Que mi familia te tiene. Que te seguimos consultando qué es lo mejor para nuestros hijos

Ayer noche entregamos los premios Granada por la Educación, ya en su Sexta Edición. Y siempre guardamos un espacio para ti, una de las primeras premiadas. Ayer volvió a lucir tu impresionante obra educativa construida en cincuenta años, y todos volvimos a reencontrar multitud de motivos para seguir creyendo en tu colegio y prestar nuestro apoyo a su labor. Ayer volví a pronunciar unas palabras ante un auditorio abarrotado, traté de motivar a todos acerca de la tremenda importancia de construir una sociedad educadora y educada, muy por encima de posiciones ideológicas, hoy muy maltrechas por un incesante criterio de oportunidad política que preside la actuación de nuestros gobernantes.

Ayer volví a pedir que nos protejan, que protejan el derecho de nuestras familias a decidir libremente su credo educativo, a decidir dónde estarán mejor nuestros hijos, a involucrarnos en la gestión de nuestros colegios. Pero mis palabras, te lo aseguro, comparadas con tu discurso y tu capacidad de convencimiento, sonaron huecas, sin nitidez, sin brillo. Para mi tristeza, ninguno dejó de comprobar mensajes al móvil, ninguno levantó la cabeza para recoger el envite, ninguno para tomar nota de lo que le pedimos. Sí; quizá fuera por ello, por el espacio que no ocupaste en aquel salón, te repito que abarrotado.

¿Sabes? Yo sé que te tengo. Que mi familia te tiene. Que te seguimos consultando qué es lo mejor para nuestros hijos. Para ti, todo tenía solución. Y no era necesario pedírsela a Dios, porque las soluciones eran mucho más terrenas, más de Delegación de educación o de inspección educativa. Dios tenía que atender otras cosas y no debíamos molestarle con minucias. Eso sí: debíamos siempre darle gracias. Él en cambio, siempre era el verdadero artífice de la solución.

Y sigues estando ahí, como decía Silvio, en el breve espacio que hoy no ocupas. Es curioso. Creo que es la primera vez que te hablo de tú. Será que el corazón pierde las formas, que ya no entiende de tratamientos ni protocolos. Será por eso. Ayer premiamos al Madoc, a López de la Coma, tu inspector y amigo, al colegio de las Mercedarias, a la Fundación Ahoringa Vuelcalpeta, a la asociación Alfa, a tu profe Estanis Peinado. Ayer premiamos todo y a todos, porque lo merecían y necesitamos de sus ejemplos para crecer. Pero, permitidme, ayer premiamos tus cincuenta años de vida, de alma mater, de exigencia, de dura exigencia para quienes estuvieron a tu lado construyendo esa realidad social que es el Colegio Regina Mundi. Con cientos de hermanas, con cientos de educadores, de personal de administración, con miles de familias, con miles de hijos creyendo y creciendo bajo vuestro cuidado y vuestro ejemplo.

Y crecieron bien.

En el breve espacio que ya no ocupas, felicidades por los cincuenta años de tu obra. Felicidades a Regina Mundi, a su dirección, a su comunidad educativa, a los que ahora están y a cuantos contribuyeron para que su modelo educativo siga siendo una referencia en nuestra ciudad.

Con tu ejemplo. Con tu ejemplo, Sor Teresa, con tu ejemplo.

Dedicado a Sor Teresa Lera, en el cincuenta Aniversario de su colegio, Regina Mundi.

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