En busca del voto joven

Se aprecia que su interés no es que vivan mejor los pobres, sino vivir mejor ellos. Aunque cueste un dinerito

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aceptado el reto de ser tan populista o más que la vicepresidenta Yolanda Díaz. A la vista de lo bien que funciona esta señora en las encuestas del CIS, con medidas de "aquí invito yo", ha decidido subirse al carro. Entre los dos están empeñados en conseguir el voto joven para ganar las próximas elecciones. Mientras Pablo Casado y los del PP organizan cónclaves para decir que están muy unidos, los otros son más prácticos. Se han enterado de lo que sucedió en Alemania, donde los jóvenes que votaban por vez primera optaron por Los Verdes, seguidos por los liberales del FDP, y le dieron la espalda al bipartidismo tradicional. Así que van a por ellos.

Han aprobado tres medidas claramente encaminadas a buscar el voto de la juventud: el aumento del salario mínimo, la ayuda para los jóvenes que se vayan del hogar familiar, y el bono para que se lo gasten en productos culturales todos aquellos que cumplan 18 años en 2022. Son tres medidas populistas, por no decir populacheras. Y no van dirigidas a los jóvenes pobres, sino más bien a los jóvenes de la clase media.

El salario mínimo lo han subido sólo 15 euros y beneficia mayormente a los becarios y a otros jóvenes mal pagados, también a los ninis que trabajan de vez en cuando; pero no tanto a los obreros, que ganan más. Y, además, se pueden hacer contratos para pagar menos. La ayuda de 250 euros mensuales para la vivienda incluye a los jóvenes (y no tan jóvenes) de 18 a 35 años que cobren hasta 23.725 euros anuales; y de por sí es discutible, pues no es una obligación irse del hogar familiar, y no es imprescindible para subsistir. El bono de 400 euros para gastarlo en cultura y espectáculos se comenta solo: es un regalito de cumpleaños que les dan el padrino Pedro y la madrina Yolanda. Y lo malo no es que excluya las corridas de toros, sino que no debe incluir videojuegos, ni cine, ni teatro, ni nada.

No son medidas sociales. Esto se aprueba mientras Cáritas denuncia, en su último informe, que ha asistido a medio millón de personas más. Mientras el 96,4% de las familias que atienden no cobran el ingreso mínimo vital, pese a haberlo pedido, y al 12,4% se lo han denegado ya. La asistencia social en España se hace al margen del Gobierno. Sus medidas sociales son engañosas. Ahora buscan el voto joven. Y se aprecia que su interés no es que vivan mejor los pobres, sino vivir mejor ellos. Aunque cueste un dinerito, que pagarán subiendo impuestos. Te doy uno y te quito dos.

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