Parece sencillo pero no lo es. Uno podría pensar que sentarse en una esquina con una máquina de fotos -hoy en día con un móvil- da para obtener muchas imágenes como esta. Más para lograr la composición del ciclista entre la vorágine de los coches por una de las calles más transitadas de la capital, como es Arabial. Y en especial para realizar el disparo justo en el momento en el que el ciclista tapa el sol y los últimos rayos de la tarde cuelan tras reflejarse sobre el asfalto. Cámaras hay muchas, fotógrafos pocos.

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