La tolerancia nunca ha sido un valor al alza. En este mundo de cambalache como decía el tango en el que da lo mismo ser "ignorante, sabio, chorro generoso o estafador", la tolerancia es una piedra preciosa que conviene proteger. Sobre todo, ante la peor estirpe de todas la de los bárbaros. En la edición de hoy coinciden dos noticias que tienen que ver con el terrorismo. La Fiscalía prepara un homenaje a Luis Portero en el 20 aniversario de su asesinato a manos de ETA, un acontecimiento que tiene que servir para recordar que aunque ya no hay pistoleros en el País Vasco el terror que sembraron no es tan lejano y no puede quedar impune. Por otra parte, la Diócesis de Guadix exhibe estos días un cáliz que fue tiroteado y reventado por el Daesh (Estado Islámico), otra organización terrorista que lleva años sembrando el pánico a nivel mundial y haciendo de su barbarie su razón de ser. Es por ello que frente a extremos, gente inhumana, inculta y sin razón sólo nos queda beber del cáliz de la tolerancia para que este mundo, al menos, no sea tan malo y violento.

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