Los animales, como las personas, están notando que el verano está a la vuelta de la esquina. Durante las horas centrales del día caminar por el sol obliga ya a ponerse crema protectora, gafas, sombreros y a calmar la sensación de calor con un abanico. Las fuentes se convierten también en el mobiliario urbano más demandado junto a los bancos situados bajo la sombra de los árboles. Pero no sólo para los humanos, que notan así un frescor agradable entre tanto calor, sino para los animales, que se refrescan en fuentes públicas. Si esto es ahora, veremos a ver qué pasa en agosto.

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