RESULTA una paradoja que cuando el Granada CF, por fin, deja su portería a cero, es cuando más irritado acaba el personal. Está claro que a la grada lo que le gusta es ver ganar a su equipo, además de hacerlo medianamente bien, y si no marcas, no ganas, por mucho que consigas el objetivo que llevas persiguiendo toda la temporada: no recibir.

Pina y Cordero consideran que aún no es el momento de destituir a Anquela. Hasta ahora, ni estaba discutido; después del partido ante el Espanyol, sí. La imagen y, sobre todo, los resultados del equipo ante el Málaga y la Real Sociedad determinarán el futuro del técnico. Los dirigentes rojiblancos han apostado fuerte por él y no se lo quieren cargar a las primeras de cambio, tienen claro que hay argumentos en su contra, pero no suficientes, aún, para que haya un despido.

Desde que llegaron al Granada, Quique Pina y Cordero han tenido una gran habilidad para acertar en los relevos de entrenadores. Atinaron en el momento de dar salida a unos y en la elección de sus relevos. A Tomé lo echaron los malos resultados y un patético partido en Marbella, quedando el tiempo justo para arreglar el desaguisado y poder ascender. El tiempo ha demostrado que el fichaje de Fabri fue acertadísimo. El gallego se fue, cuando la situación ya era insostenible, además de por la mala marcha del conjunto, por distintos motivos más (problemas con jugadores, rarezas propias…). La incorporación de Abel Resino también resultó: salvó al equipo. Pocos discutían hasta ahora su no renovación y la apuesta por Anquela. Los hechos les dan la razón. Si tienen que cesar a Anquela, que lo hagan cuando quieran, y que traigan a quien quieran.

También habrá que ir buscando un delantero. Floro Flores no vestirá más la camiseta del Granada - ni puede ni debe hacerlo tras sus últimas actuaciones y sus demostraciones de nula implicación-, El Arabi se irá pronto a la Copa de África y en Machís no se confía. Queda solo Ighalo. Además, y lo más importante, hay un gran problema para marcar goles.