Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Más sobre el canon

UN trago de agua puede apagar la sed, pero el segundo atraganta, el tercero engollipa y el cuarto asfixia. El martes pasado nuestro periódico, bajo el rótulo de "IU y PSOE instan a Emasagra a que no cobre el canon de sequía", incluía el siguiente párrafo: "El secretario de Infraestructuras y Área Metropolitana socialista, Sergio Bueno, instó al alcalde de la capital de la capital. José Torres Hurtado (PP), a que elimine esta tasa [el canon de sequía] que, a su juicio, se está cobrando 'indebidamente' y con la que se está intentado capitalizar Emasagra". La declaración de Bueno, como ya tuvimos ocasión de comentar en esta columna, formaba parte de una ofensiva desde varios frentes socialistas contra la política de precios de la empresa del agua de la capital personificada en Sebastián Pérez, presidente de Emasagra.

Se omitía que Sergio Bueno, además de los cargos internos reseñados ( y alcalde de Santa Fe) es presidente de Aguasvira, la empresa auspiciada por diferentes alcaldes socialistas que regula el gestiona el agua en numerosos pueblos del área metropolitana y que, como Emasagra, ¡cobra el canon de la sequía! Es decir, la misma persona que, desde una secretaría del PSOE exigía el fin del tributo extraordinario de la sequía es el responsable de cobrar el mismo gravamen en los pueblos de alrededor. ¡Y nadie podrá argumentar que en Granada capital haya llovido menos que en Santa Fe o Alfacar, pongo por caso!

Ayer Bueno, ya revestido de presidente de Aguasvira, un poco más razonable, se mostraba partidario de suprimir el dichoso canon si antes, lo elimina Emasagra. ¿A qué juegan estos personajes? ¿En nombre de quién hablan cuando exigen el fin de los supuestos abusos en la facturación? ¿De los valores humanistas de solidaridad, ecuanimidad y ponderación que inspiran el socialismo clásico o de los intereses económicos de los consejos de administración que operan en el pletórico mercado del agua? ¿Cómo se puede mantener eso de si tú suprimes el canon "indebido" yo quito el mío? ¿Es indebido o no? Y si lo es ¿a qué viene mantenerlo?

Ese tipo de empresas semipúblicas, semiprivadas y semipolíticas constituyen una viva contradicción. A ver, ¿se puede servir al mismo tiempo a los principios de un partido y a los intereses del mercado? ¿Se puede ser filántropo y patrono? Lo intentan, desde luego, pero ahí está el resultado, un puro dislate que revela que lo último que inspira las apelaciones al abaratamiento del agua es el interés por los consumidores.

Y, como telón de fondo, el lío de la acumulación de cargos con intereses discordantes. Sólo faltaba que Bueno o Pérez fueran presidentes de los fontaneros, de los regantes y de los imantadores de agua.

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