La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

La cartera del ministro

La socialdemocracia del sur de Europa, según Marlaska, consiste en hacernos culpables por llevar la cartera en un lugar tentador

El ministro del Interior en funciones ha dado con la solución. Para que la seguridad en Barcelona se parezca a la de Madrid, dice Marlaska, ministro, juez y republicano a tiempo diverso, que para pasear tranquilo hay que cambiarse la cartera de bolsillo. Será para despistar a los mangantes. Olvida el gobernante que no todos paseamos con la cohorte de seguridad que a él le guarda. Esa espontaneidad ministerial nos recuerda a Celia Villalobos aconsejando no hacer caldo con hueso de vaca.

Arregla el ministro el grave problema reubicando la cartera de los viandantes en salva sea la parte, de atrás a delante. Recibe Ada Colau propuestas contra tan grave desajuste para la convivencia pacífica. La solución no es poner más policías vigilantes por Barcelona, ni más mossos, sino dejar de provocar el latrocinio pidiendo a los ciudadanos que se cambien la cartera del bolsillo. Fin del peligro.

Viendo la estrategia que propone su señoría, habrá que salir sin bolso si la dimensión de éste excede el bolsillo del pantalón o falda. O mejor no salir siquiera. Quedándonos en casa sin gozar del derecho a la libre circulación, además de fastidiar a los okupas al acecho, evitamos ser carne del cañón de los manteros, trileros, mangantes y demás gente del atracar, acuchillar o pegar al aire libre, aunque del susto nos dejen sin libertad. Y también sin aire.

La socialdemocracia del sur de Europa consiste, según el ministro, en hacernos culpables por llevar la cartera en lugar tentador de nuestra vestimenta, como si fuéramos pidiendo al carterista: róbame, compañero. Como ciudadanos progresistas debemos atender con comprensión y ternura la expropiación violenta de nuestras joyas, billeteras o prendas de uso privado por parte de estos gañanes a punta de punzón, por esa obligación de entender antes la apurada necesidad del ladrón que la íntima y más egoísta de no ser atracado.

El caso es parecer progre hasta con quien invade derechos a punta de navaja, antes que ser autoritario metiendo mano policial a quienes se ocupan de invadir la ley que nos debería amparar, amenazando, acuchillando y provocando terribles emociones a personas pacíficas, dejándoles una huella de dolor para toda su vida. Si no la muerte.

Unos tanto pedir soluciones para la inseguridad de nuestras capitales, mientras que Marlaska y Colau buscan culpables por crear alarmismo, dicen, por denunciar tantísima violencia. Y es que hay ministros merecedores de quedarse sin cartera.

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