Hace 5 años el billonario norteamericano Sheldom Adelson (fiel financiador de la campaña de Donald Trump) se hizo famoso en España al protagonizar un remake de Bienvenido, Mr. Marshall. Prometía inversiones millonarias para construir un complejo de casinos llamado Eurovegas. Como si fuera aquel imaginario Villar del Río de la posguerra, los gobernantes de las dos grandes regiones metropolitanas del país empezaron a competir por ver quién hacía más el ridículo.

En ambos casos hubo una fuerte contestación ciudadana, destacando Barcelona porque además allí el magnate había puesto su ojo en las vegas del Parque Agrario del Baix Llobregat. La respuesta la lideró Josep Montasell, fundador y director del espacio productivo y protegido. La afrenta al entonces poder absolutista de la ya extinta Convergencia le costó el puesto. Pero, gracias a él, Barcelona quedó descartada, con la inestimable ayuda de Esperanza Aguirre que, como buena neoliberal, a vendepatrias no le gana nadie: quiso regalar terrenos, impuso cambios legales para dejar fumar y permitir evasiones fiscales, y prometió todo lo que fuera necesario con tal de que Madrid fuera la capital europea del juego.

Emulando a Esperanza Aguirre, Susana Díaz aprueba un casino en Granada. Mientras el Plan Especial de la Vega lleva ¡8 años! redactándose, a alguien se le ha ocurrido que el futuro de nuestra ciudad pasa por el juego. Antes de que se les ocurra otra idea feliz, que se olviden de ocupar nuestros suelos más fértiles para plantar máquinas tragaperras.

Granada es una ciudad del conocimiento, pues presumimos acertadamente de una Universidad y de unos centros de investigación muy valiosos. Sin embargo, el Gobierno central y el autonómico reducen sus presupuestos y mantienen deudas enormes con estos organismos. La ciudad de los casinos no es Berkeley sino las Vegas, ¿qué preferimos aquí?

Granada es una ciudad de la cultura, pues se supone que aspiramos incluso a la capitalidad europea. Como ya han señalado la portavoz de Vamos, Granada, Marta Gutiérrez, en el ámbito municipal o el poeta José Carlos Rosales, en este periódico, en Granada llevamos años con nuestra biblioteca provincial fusionada con la Biblioteca de Andalucía (la autonómica, que curiosamente tiene su sede aquí). Así que, en lugar de proponer un casino para nuestra ciudad, más vale que prioricemos las dos bibliotecas completas que llevamos esperando más de dos décadas. Todo el mundo sabe que Mr. Marshall nunca llegó ni a España ni a Villar del Río, igual que Sheldom Adelson nunca llegó a construir Eurovegas en Alcorcón ni nuestro futuro nos lo podemos jugar en la ruleta de un casino.

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