Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Nada que celebrar

Porque nada nos ha dado nuestra forzada inclusión en una comunidad diseñada para exclusivo beneficio de Sevilla

Este año, más que ninguno antes, los granadinos somos conscientes de que en nuestra región nada hay que celebrar mañana, 28 de febrero, día de la falsa patria andaluza, que ni tan siquiera pudo refrendarse en un referéndum fallido y perdido, pero finalmente amañado al gusto del régimen que nacía y que llevamos padeciendo durante la friolera de 40 años.

Nada que celebrar porque ni somos ni nos sentimos andaluces. Nada que celebrar porque ni tan siquiera nos identificamos con las celebraciones folklóricas del sevillanismo regente. Nada que celebrar porque la historia no avala este artificio, ni la geografía, ni la cartografía, ni las tradicionales divisiones administrativa, judicial y militar de España.

Nada que celebrar porque nada nos ha dado -excepto postergación- nuestra forzada inclusión en una Comunidad Autónoma diseñada para exclusivo beneficio de Sevilla y su zona de influencia.Nada que celebrar porque lo hemos perdido todo desde que "somos" Andalucía: riqueza, desarrollo, innovación, gestión estratégica de nuestro patrimonio, infraestructuras, trenes, poder y estructuras administrativas, judiciales, militares… hasta convertirnos en lo que somos ya casi en los años 20 del siglo XXI: nada, una provincia periférica pobre y sin perspectivas.

Nada que celebrar porque cada celebración del 28-F nos recuerda nuestra lacerante situación y la indignidad y traición de quienes dicen representarnos.

Que lo celebren los palmeros del régimen, los cobistas abonados a su nómina. Que lo celebren los cuatro radicales con megáfono que se encargaron de fastidiar a todos los granadinos que celebraban la Toma el pasado 2 de enero, una de las pocas tradiciones genuinas que nos quedan. Que lo celebren los políticos granadinos que tanto han hecho en pro de nuestra postergación, con tal de salvar sus sillones y mamandurrias.

Que se atiborren de canapés y demás exquisiteces de gourmet en San Telmo junto a los mandamases del régimen, costeados por nosotros. Que aprovechen bien todas sus dietas y viajes pagados por todos los granadinos durante el año que les queda, porque quizás no vuelvan a celebrar más otro 28-F, ni representar más a un pueblo harto de tanto agravio.

Que levanten la bandera verdiblanca y coreen su himno orgullosos de defender sus sillones en vez de defender a Granada.

Nada por tanto que celebrar. Celebraremos cuando éstos ya nos representen y aquéllos de allende el Guadalquivir ya no dirijan nuestros destinos.

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