Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Del cementerio a Fitur

Permitan que me queje de la entrega institucional a la defensa de los intereses de un solo sector empresarial

Mientras el 'Todo Granada', que son unos cientos, se apresta para desplazarse a Fitur a pregonar nuestros encantos, la concejal del ramo ha presentado la última ocurrencia: el turismo fúnebre. El camposanto de San José se integra en la ruta europea de 'Cementerios vivos', premiada por la Organización Internacional del Turismo, y Raquel Ruz se ha apresurado a declarar que ofertará sus valores arquitectónicos, sus vistas a la Alhambra y un surtido de actividades culturales y deportivas. A ver, dos cuestiones. La primera: ¿También se trasladan a Madrid los responsables de Emucesa, la muerte que no cesa? Y la segunda: ¿Tiene reembolso el gasto? Porque alguien podría pensar que no serán demasiados los viajeros que visiten Granada por semejante iniciativa, o que hay maneras menos originales, aunque más eficaces, de lograr la excelencia turística. Cursos de inglés para camareros o taxistas, por ejemplo. O acabar con el mal humor de los temporeros de la hostelería que trabajaron las fiestas navideñas, Nochebuena incluida, a razón de seis euros la hora. O reducir el número de mesas y sillas que afean la vía pública.

Cuenta Pedro Salinas que en cierta ocasión le presentaron un señor a Lagartijo y este preguntó por su profesión. Cuando le contestaron que era histólogo, el torero respondió a su acompañante: "Na, na, don Fernando, que azí ej er mundo, ¡hay gente pa tó!". Sí, hay personas con inclinaciones peregrinas, dispuestas a emplear las vacaciones en disfrutar la paz de los cementerios y reflexionar sobre la vanidad de la vida entre la mayoría silenciosa, pero uno ha topado con pocas, tres para ser exactos, y mira que conoce gente por su profesión. Atraer turistas al cementerio vivo de la capital de una provincia económicamente muerta no es tarea fácil. Ni hay tantos aficionados ni el lugar es tan atractivo. Si lo fuera, se vería por allí de vez en cuando a alguien del Todo Granada, pero yo, que tampoco voy, sólo los veo cuando acuden a despedir a un muerto. Puestos a elegir, van, y entusiasmados, a Fitur. Dicho eso, permitan que me queje de este empacho de promoción turística, de semejante entrega institucional a la defensa de los intereses de un solo sector empresarial. Miedo me da que encuentren la tumba de Lorca. Tardaríamos semanas en ver florecer en la zona decenas de bares, restaurantes, hoteles con encanto, tiendas de souvenirs, sucursales del Nevada, versiones teatralizadas del asesinato y espiritistas que revelarían sus últimas palabras. Si sucede, no me busquen allí. Preferiría estar en Cayo Coco.

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