El centro vaciado

15 de septiembre 2025 - 03:10

Alfonso Guerra, cuya intervención en el acto de entrega del Premio Clavero deberían ustedes recuperar en la web de este periódico si todavía no la han leído, bromeaba en sus años de actividad parlamentaria con el eterno viaje hacia el centro de la derecha española. Con el estilo cáustico que le dio seña de identidad en los años brillantes de la política, decía desde la tribuna del Congreso: “El PP lleva treinta años de viaje hacia el centro y todavía no ha llegado: ¿de dónde vendrá?”. No le faltaba razón al veterano dirigente socialista. Desde los lejanos tiempos de Fraga, el partido hegemónico de los conservadores de toda la vida y de los franquistas reconvertidos intentaron ocupar espacios de centro y, aunque alguna vez se acercaron, nunca lograron instalarse allí.

Hoy, con el PP de Feijóo, ese empeño parece que ha quedado arrumbado en el trastero de la sede de Génova. La batalla se ha desplazado a los terrenos más montaraces del derechismo y los populares se miden todos los días con Vox en una especie de pulso por ver quién ocupa los espacios más radicales. Es lo que toca. Las encuestas señalan que, como en el resto de Europa, una parte del electorado, sobre todo el más joven, se desplaza por la pendiente que ha fortalecido a la extrema derecha en todo el continente.

El centro, mientras tanto, permanece vacío. Tampoco parece que Pedro Sánchez esté por levantar esa bandera. En deuda nunca saldada con los que lo mantienen en el poder y sometido a una permanente extorsión, ha abandonado el centro izquierda que le dio a su partido una preeminencia política social que no se ha vuelto a alcanzar en la democracia nacida hace casi medio siglo.

Y, sin embargo, cualquier sociólogo corroboraría que España sigue siendo un país con una clase media amplia que apuesta por la moderación y a la que no le gusta nada el aventurismo social y económico, aunque a veces el ruido político y mediático pudiera hacer pensar otra cosa. Los dos partidos mayoritarios, responsables del vaciamiento del centro político, tienen una enorme responsabilidad porque están contribuyendo a dejar huérfanos de referentes políticos a muchos millones de ciudadanos. Y eso equivale, ni más ni menos, a abrir las puertas de par en par al radicalismo. La democracia es la que sale perdiendo.

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