Ch-ch-ch-ch-changes" cantaba David Bowie. Cambios, cambios y más cambios. Como los de la Movilidad en Granada que, según el color del que gobierne, ha ido para adelante, para atrás, para un lado y para el otro. Pasó con el LAC, que puso la ciudad patas arriba y una vez acostumbrados llegó Cuenca e hizo sus retoques. Y ha pasado históricamente con los carriles bici de esta ciudad. Los alcaldes quieren dejar su sello y no se pueden estar quietos cuando de tirar líneas en las calles de la capital se trata. La leyenda cuenta que Torres Hurtado ganó las elecciones en 2003 echando abajo el carril bici de la Avenida de Dílar que había ideado Moratalla y desde entonces Granada se abonó al coche más que nunca. Más tarde llegaron obras para el olvido como ese carril bici inservible que discurre por esa acera inmensa de Camino de Ronda y que si el ciclista va un poco despistado se puede dar un topetazo de campeonato contra un contenedor o una marquesina. Y ahora Cuenca ha decido que ese carril bici tiene que ir por dentro de la calzada como en Arabial, lo que le puede salir bien si la gente se adapta o puede sentarle mal a más de un conductor.