Aando preocupadillo últimamente. Aunque quede un año para votar. O menos, si se adelantan algunas elecciones y hay que decidirse aprisa y corriendo. Y si les digo la verdad, no sé qué hacer. Cada vez que surge la conversación, los amigos y conocidos te quitan las ganas. Que piensas en el PP: pues alguien te echa en cara toda su corrupción. Que te planteas votar al PSOE: ¿al PSOE, y qué me dices de los ERES? ¿Y si voto a IU? Pero si esos quieren montar otra Cuba. Así que me quedan los nuevos que ya no son tan nuevos y a veces, parecen más viejos que los viejos. Pues que sepas que si votas a Podemos, votas a Venezuela, a Maduro y a unos antiespañoles amigos de los terroristas. Pues a Ciudadanos. ¿A esos fachas? -dice algún izquierdista de toda la vida. ¿Fachas? - replica el amigo de derechas - ¿tú sabes la cantidad de sociatas rebotados que se han metido ahí para seguir viviendo del cuento? Entonces, ¿qué son? -preguntas. Y un espeso silencio inunda el aire.
A partir de ahí, la hecatombe. Airean los trapos sucios de todo el mundo. Y si no tuvieran, los tendrán. O lo ocultan. Y quien no roba, ha nombrado asesores a un puñado de amiguetes y el que no ha engañado en el currículum, lo ha hecho con alguna historia de su pasado político o personal.
Y claro, ahí me salta el cinéfilo enamorado del noir y del cine de gánsteres. Y que quieren que les diga. Pues que me imagino el Congreso como una reunión de la Comisión de le cinque famiglie. Y no sé, pero, así, a voleo, el PP podrían ser los Corleone que para eso son los protagonistas, los Tataglia, el PSOE y para IU, Podemos y Ciudadanos, les dejamos elegir entre Barzini, Cuneo o Stracci, en función del tamaño de sus ambiciones y las fuerzas que reúnan. Porque aquí, no me lo negarán, eliminar al rival político está a la orden del día. Sobran calculadores interesados como Michael Corleone, exaltados como Sonny, judas como Tessio que traicionarían sin inmutarse al padrino -sólo son negocios- por tal de liderar el partido y los Tom Hagen, asesores de camisa limpia y mente sucia; las guerras internas y los cambios de bando y… mejor no sigo porque me voy a poner a buscar el pasaporte y no sé donde puedo acabar. Menos en Sicilia… Aunque claro, esta saga de El Padrino, más que concluir a los acordes del Intermezzo de Cavalleria Rusticana lo haría con los de Paquito, el chocolatero. Que aquí el nivel estético es muy de función de fin de curso.
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