En el Paseo de los Tristes hasta la luz natural pinta de oscura la realidad. Los haces sobre la fisonomía de una de las ciudades con más horas de Sol de España deja imágenes que parecen haber sido dibujadas por el mismísimo señor de las tinieblas. Una joven camina por el Paseo de Andrés Manjón en pleno invierno. Enfrente tiene la Alhambra y una virginidad paisajística tan envidiable que le permite recibir en pleno centro de la capital. Todo en la imagen parece estar dominado por el negro. La farola, el pelo, los bolardos, el pantalón... Y esa extraña pareja formada por la señal de tráfico y la laberíntica arboleda.
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