La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

El clan del bolso

El PP de Granada vive su propia travesía del desierto pero no por una cuestión de género sino de renovación

La ocurrencia se ha deslizado en la fontanería del PP granadino pero bien podría extrapolarse a escala nacional: el clan del bolso. Acabo de terminar de leer un trabajo universitario sobre el Patriarcado 3.0 y las nuevas formas de dominación y me ha costado darme cuenta de la rutina con que ponemos titulares tendenciosos, recurrimos a frases hechas machistas y utilizamos fotografías sexistas con rampante normalidad. Periodistas y políticos casi vamos a la par. Por la exposición ciudadana a la que estamos sometidos, por lo que nuestros oficios dependen de los vericuetos del lenguaje y por la propia responsabilidad que tenemos en la conformación de la opinión pública. Para avanzar y para retroceder; para romper estereotipos y para interiorizarlos.

No hemos cambiado mucho ni con los nuevos medios ni con la nueva política. Casi al contrario. La facilidad de publicación digital y el eco de las redes sociales no hacen sino actuar de espejo y altavoz para las malas praxis. Las haters y destructivas, pero también las inocentes. Porque no nos equivoquemos; no siempre hay razones maquiavélicas detrás. Precisamente, lo que más me ha sorprendido del trabajo son los escurridizos casos que radiografían la involución en que vivimos en la industria de los medios y la publicidad. Y es que, si analizamos el trasfondo, podríamos hasta defender que había una buena causa, aunque luego se haya ejecutado de forma fallida. La reciente polémica por la campaña de Igualdad contra los malos tratos ilustraría a la perfección tal contradicción.

Volviendo al PP, hablar del "clan del bolso" para referirse al creciente "sector crítico" que se está conformando frente a la actual dirección de Sebastián Pérez deja pocas opciones a la interpretación: unimos el concepto de un grupo cerrado y exclusivista -un término que se suele utilizar además para aludir a familias de delincuentes y del narcotráfico- a una buscada idea de simplificación y reducción de la mujer en la imagen de un accesorio de moda superfluo.

Lo curioso es que Marifrán Carazo nunca lleva un bolso prescindible de pasarela. Combina los maxi y los shopper con los maletines y va con media oficina encima… Y lo curioso, también, es que no son sólo mujeres quienes forman el "clan del bolso". No pongo los nombres de ellas para no comprometerlas y tampoco los de ellos (con o sin bandolera) para evitar que la supuesta regeneración en el partido que ha de llegar después del 10-N les deje sin opciones… Pero sí les animo a que presten atención a las fotos y a los gestos. En el Ayuntamiento los concejales del PP, al menos de momento, no sólo tienen claro quién es su alcalde (y es Luis Salvador, con o sin corbata naranja) sino que también han decidido gobernar, poner los intereses de la ciudad por encima de las siglas de su partido y mantener una actitud de lealtad con instituciones clave para Granada como la Junta. Ya venga el vicepresidente Juan Marín (Cs) o el jefe del Ejecutivo, Juanma Moreno (PP).

Si echamos la vista atrás, lo de llevar la igualdad (real) a la política (institucional y orgánica) no es un recorrido fácil ni exento de desgastes para ningún partido. Ni siquiera para quienes históricamente han cogido el feminismo como sinónimo de sus siglas -basta recordar el terremoto que el PSOE vivió en su día en Granada cuando se puso al frente Teresa Jiménez-, para los nuevos de la izquierda que dan lecciones desde posturas sorprendentemente jerárquicas y androcéntricas -el Podemos de Pablo Iglesias- y hasta para los de centro que dicen querer pero no siempre pueden ni practican lo de dar ejemplo -en el propio Ayuntamiento de la capital es difícil recordar cuándo ha habido tan pocas ediles-.

El hecho es que la derecha local vive en estos momentos su propia travesía del desierto pero no por una cuestión de género sino de renovación y de proyección. Ya no se trata de quedarse anclados mirando atrás al PP de Torres Hurtado y García Montero, sino de construir un partido que recupere el pulso y la confianza ciudadana en un doble escenario: ganar espacio frente a la presión de Cs y Vox y aprovechar el viento favorable del PP de Sevilla y Madrid con un Juanma Moreno y un Pablo Casado al alza. ¿Están ellos con el clan del bolso?

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