La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Cuando comer sano era insano

¿Recuerdan cuando era bueno fumar? ¿Y cuando el diésel no contaminaba? El final no varía: pagar más, ¡mucho más!

Uno de los mayores sacrificios que hice en mi vida de universitaria fue desayunar y cenar cereales con leche desnatada. Los almuerzos los resolvía con los botes congelados que traía de casa -¡me salvaron de la desnutrición!- pero todas las demás rutinas alimentarias eran un suplicio. Nunca he tenido interés por cocinar, no tenía dinero para comer fuera y enfrentarme al supermercado era una auténtica pesadilla -¡lo sigue siendo!-.

Veinte años después, creo que se me podría diagnosticar alguna enfermedad rara relacionada con el exceso de información; con el naufragio de conocimiento al que te puede abocar la sensación de saberlo todo y aprender sin límites. Pero entre los algoritmos de la era Google olvidamos dos cuestiones fundamentales. Por un lado, nuestra pereza intelectual, esa que te hace creer todo lo que no entre en conflicto con tu imaginario y a descartar cualquier idea que tambalee tu burbuja de protección. Por otro lado, la inocencia de no tener en cuenta los intereses que mueven los titulares: los informativos y más aún los publicitarios cuando miles de millones se debaten detrás.

Ninguna bata blanca y ningún presentador de éxito nos libran del engaño. Ni siquiera el recurso fácil del prescriptor experto. Lo acabamos de ver con el escándalo que ha supuesto descubrir que uno de los oncólogos españoles de más prestigio, el científico catalán Josep Baselga, ha estado publicando artículos favorables a grandes farmacéuticas sin advertir que recibía ayudas millonarias de estas compañías.

¿Recuerdan cuando fumar era bueno? No hace tanto, desde los años 20 hasta los 60, lo veíamos con elegancia en el cine, nos lo decían los médicos y hasta nos lo recomendaba Papá Noel. Era bueno para calmar la ansiedad, para bajar peso y para dar energía. Hoy es una droga y a los adictos los recluimos como apestados sin terminar de decidir qué hacer con la maría...

La moda, hoy, es ser ecológico, biótico, vegetariano y hasta vegano. Cada mañana nos levantamos con un nuevo sobresalto: el desayuno no es la comida más importante del día; el zumo natural de naranja no es más que un chute de azúcares; la fruta no engorda aunque la tomes después de almorzar; no todos los procesados son malos y ahora resulta que hay que tomar leche entera y yogures normales por sus propiedades para evitar problemas cardiovasculares...

¿Recuerdan cuando el diésel no contaminaba? Pues ahí estamos. Dejándonos des-informar pero pagando más. ¡Mucho más!

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