Cámara subjetiva

Ángeles Mora

Todos contentos

GAROÑA se cierra y no se cierra. Así Zapatero intenta dejar medio contentos a todos. Con lo cual la crítica está asegurada, pero de paso el presidente se da un respiro, que no está la crisis para grandes aspavientos ni sublimes decisiones. Todos medio contentos: dos años para acabar la energía que ya se ha producido y otros dos para enfriar generadores y almacenar residuos… y también un margen para que nada de lo dicho sea definitivo. Porque junto al cierre de Garoña, el debate que está abierto no es otro que el modelo energético del futuro. Y eso está muy crudo. Hasta el siempre tan razonable Felipe González ha echado su cuarto a espadas para -razonablemente una vez más- hacerle el juego a los de siempre.

Los problemas de la energía nuclear son múltiples, aparte del peligro de radiación -nadie quiere tenerla cerca de la casa donde vive con su familia-, aparte de lo costoso de su construcción y mantenimiento, lo peor son los residuos..., esas piscinas sucias de muerte selladas como ataúdes en nuestras centrales, que esperan su peligroso camino hacia los cementerios nucleares. La administración lleva con mucho sigilo el asunto de estos temidos cementerios. En España sólo hay uno para residuos de media y baja intensidad, pero ninguno para los de alta. Hasta ahora los hemos llevado a Inglaterra y sobre todo a Francia. Eso sí, pagando. Y los plazos de este almacenaje temporal se empiezan a cumplir, y los precios se multiplicarán entonces…

El tiempo acucia. La realidad no es tan bonita como el sueño. La apuesta por las energías renovables de que habla Zapatero no va a ser cosa sencilla. Mucho más teniendo que luchar contra la serie de intereses creados en el ámbito del llamado "lobby energético". Por lo pronto en la provincia de Guadalajara se quiere construir ese cementerio nuclear que entierre nuestros residuos. Como es natural los vecinos están en pie de guerra. Claro que algunos ayuntamientos de la zona están dispuestos a transigir a cambio de dinero, cómo no. La gente se rebela. Incluso algún ingenuo puede pensar: qué inmoralidad.

¿Pero es que se puede hablar de moral en un mundo basado en la tiranía del dinero? Que se lo pregunten a Madoff, que ahora quiere ser bueno y se arrepiente y todo por haber robado, aunque antes le parecía de lo más natural en un mundo de ladrones… Debió seguir siendo cínico. Ya se sabe que "quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón". Claro que todavía le quedarían cincuenta…

¿Cuántos años de basura nuclear nos quedan a nosotros?

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