SE oye mucho en la calle, al hilo de las conversaciones. Pasas de largo y en el aire se queda colgando, dramáticamente, la frase maldita: "¡la cosa está muy mal!"... Y está realmente mal, porque la cosa -lo sabemos todos- significa millones de parados, familias enteras sin empleo, economía sumergida y miserable… ¿Qué vamos a hacer?, nos preguntamos impotentes.

Hay quien tiene una respuesta muy clara para la crisis: nuestros grandes empresarios. Ellos saben bien lo que hay que hacer. Lo pueden decir más alto, pero no más claro: no queremos trabajadores sino esclavos. No queremos pagarles sueldos sino darles algo para el almuerzo. Tocan a rebato: esta encrucijada es una buenísima excusa para seguir medrando y acabar con las conquistas sociales. Los empresarios quieren despido libre y barato y liquidar los famosos ERE. Quieren despidos colectivos rápidos, sin que el gobierno intervenga. Eso sólo sirve para retrasar los hechos y que la empresa pierda un tiempo y un dinero precioso. Quieren más agilidad para seguir con sus márgenes, sus dividendos... El indecente paréntesis que pidieron para el "mercado libre" ya se volvió a cerrar para ellos. Necesitan como nunca libertad de la suya, ahora que atisban la posibilidad de quitarse más "lastre" de encima. El gobierno que se dedique a repartir subsidios, a nosotros que nos dejen en paz. Somos los empresarios, creamos riqueza para nosotros y sobras para los demás. Queremos eliminar gastos innecesarios, puestos de trabajo onerosos para nuestras arcas (visión mezquina, que en el fondo no deja de ser suicida. Pero quién piensa en un mañana si tiene la posibilidad de agarrar la pasta hoy).

A todo esto, andamos por nuestros barrizales muy preocupados con el proceso venezolano. El escándalo mayúsculo: Chávez va a poder presentarse a las elecciones indefinidamente. Como aquí, como en España y en nuestra propia Comunidad, como nuestro propio Chaves, que también se presenta cada cuatro años. Y van… Democráticamente elegido, desde luego. Pero también ha sido elegido el Chávez malo, al que curiosamente el pueblo llano vota. Y hasta gran parte del menos llano. Dicen que Venezuela está dividida. Sin duda: entre los que quieren -volviendo a la cosa- que la cosa cambie, que haya trabajo, educación, sanidad y dignidad para todos y los que van a lo suyo. Antes de escandalizarnos con Chávez, deberíamos revisar nuestra interesada óptica sobre lo que es o no democracia. La cosa no está tan clara. Ni estamos tan boyantes como para mirar a nadie por encima del hombro.

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