Lo que son las cosas. Llegaba el Granada CF este sábado al campo del Sevilla con la intención de sumar algo y sabedor de que, al menos, una buena imagen como la que dejó en el Camp Nou significaba seguir en la senda correcta en la que se encontrarán los puntos y de que hay que hacer tiempo para que vuelvan los jugadores que están de baja y se aclimaten los nuevos. Por su parte, el Covirán afrontaba el duelo contra el Huesca como una auténtica final para romper la racha negativa de cinco derrotas consecutivas. El conjunto rojiblanco se fue de vacío de la capital hispalense y con una sensación de que hay que hacer un ejercicio de autocrítica para empezar a darle la vuelta a los malos registros lejos de Los Cármenes mientras que un Covirán alicaído cogió algo de aire con un triunfo en el Palacio de Deportes que, quién sabe, puede ser el comienzo de una buena racha para los de Pablo Pin. El caso es que el Granada CF afronta otra semana difícil con presión: primero Copa del Rey y un duelo importante en Liga contra el Espanyol. Por su parte, el Covirán visitará al colista con esperanzas renovadas. Y es que el deporte es así, tan pronto arriba como abajo, tan pronto respirando como sufriendo.

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