Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Las cosas en su sitio

Granada y su Reino no pueden callar más ante tanta injusticia histórica. Otros territorios no lo hubieran permitido nunca

Sorprende enormemente la información que sobre la CA andaluza da la famosa enciclopedia libre, la Wikipedia. Tan libre es que abiertamente señala que su Estatuto de Autonomía de 2007 "otorga a Andalucía la condición de nacionalidad histórica, que es sustraída del Reino de Granada, al que pertenecían Algeciras, Almería, Granada, Jaén y Málaga". Es decir, que reconoce que se le sustrae al Reino de Granada su nacionalidad histórica para entregársela sin más a la ficción autonómica andaluza creada en 1981.

Ficción construida sin pudor alguno cuando además dicho Estatuto declara en su Preámbulo que esta realidad nacional ya se describió en el Manifiesto andalucista de Córdoba, obviando casualmente que la fracasada Asamblea de Córdoba de 1933 la abandonaron los representantes de Granada, Almería, Jaén y Huelva, absteniéndose los de Málaga. Casualmente también obvia el pucherazo ilegal de 1981 efectuado para dar cobertura a un referéndum claramente fallido. Pero sí que juega equívocamente con el amplio consenso con que se votó la Constitución, olvidando intencionadamente cualquier referencia al inexistente consenso sobre la constitución de la fallida CA andaluza.

Hoy estas trampas serían inconcebibles y debieran bastar para reabrir este ilegal asunto, hacer caer la falsaria estructura andaluza y promover un nuevo referéndum, si es que quieren legitimar su autonomía. El atreverse a promover un nuevo referéndum es impensable porque el chiringuito andaluz lleva funcionando 40 años y pretenden que siga cuanto menos otros 40 más por la cuenta que les trae a muchos políticos mantenidos.

De la necesidad de seguir alimentando a la mega estructura autonómica y sus numerosos comensales deriva asimismo el ahínco de endosarnos un falso padre de la patria o matria para esta falsa nacionalidad histórica que quieren mantener a toda costa.

Pero el sustraer la nacionalidad histórica al Reino de Granada, que sí que posee una realidad identitaria nacional diferenciada de Andalucía, en lo histórico, político, administrativo, judicial y militar, es algo baladí, un sacrificio necesario de un territorio que pasará a ser postergado intencionadamente, ocupando la cola de su Andalucía en servicios, prestaciones, infraestructuras…

Por ello Granada y su Reino no se pueden callar más ante tanta injusticia histórica. Otros territorios no lo hubieran permitido nunca. Urge pues dar una solución a esta palmaria sustracción de nuestra identidad territorial. Comencemos a poner las cosas en su sitio.

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