Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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La costura se recupera

La economía no se recupera. La prueba: la gente se hace sus propios jerséis y customiza la ropa de la temporada anterior

Los jubilados de larga duración, jóvenes aún, son un peligro, sobre todo, si no son ambiciosos y no buscan un puesto de libre designación en algún observatorio u órgano consultivo o dirigir un ateneo o alguna academia local. Andan por ahí, mirándolo todo, criticándolo todo, sin piedad, olvidándose de que ellos también cometieron alguno de los errores que ahora censuran en los otros. Me recuerdan a los arbitristas de los siglos dorados que enviaban constantemente memoriales y admoniciones al poder. Pánfilo es uno de esos jubilados de larga duración que no deja de darme la lata con análisis y propuestas para mejorar la vida de la gente. Si va a comprar un botón a una mercería, no se contenta con elegirlo, pagar y marcharse. Espera su turno, pacientemente, pero no quita ojo de las conversaciones y de la distribución de las lanas y los hilos en los anaqueles del establecimiento, restaurado recientemente. Sabe dónde están las cintas, sus tamaños y colores. Se recrea mirando la preciosa cara de la chica que despacha y es capaz hasta de detectar, según me ha contado esta tarde, que ella, aparte de la hermosura exterior, propia de su juventud y de una maternidad superada con sobresaliente, posee una mente poderosamente analítica. De lo que la chica habló con él -aprovechando que la tienda estaba vacía-, Pánfilo ha sacado la conclusión de que todavía no hemos superado la crisis, por mucho que la OCDE hable de la recuperación de nuestra economía. Le sorprendió, especialmente, que en la nueva colocación de los estantes, las lanas ocupen un lugar privilegiado, a la izquierda, nada más entrar, en la zona del establecimiento que primero se ve. La chica le ha explicado que la gente no tiene dinero y que ha vuelto a tejer prendas de lana. Que ha aumentado el número de hombres que hacen punto y que esta actividad es terapéutica, por lo entretenida. Parece que sus efectos son parecidos a los de los medicamentos contra la depresión. También ha aumentado la venta de hilos de todos los colores, calidades, texturas y grosores. Porque la gente, al no tener trabajo, sale menos y, sobre todo, se arregla los vestidos de una temporada para otra. Le cuenta que la crisis ha disparado sus ventas, en verano, porque, como pocos se mueven del sitio, al no disponer de posibles, se quedan en el pueblo cosiendo o tejiendo. Se quejó a Pánfilo de que está un poco agobiada porque, como sus clientes no se pueden pagar un sicólogo al que contarle sus vidas, se desahogan con ella. Conociendo yo lo libresco y enamoradizo que es Pánfilo, sé que se disparó su admiración por la joven cuando ella le dijo: "Si contara en un libro todo lo que yo tengo oído detrás de este mostrador…". Aunque Pánfilo, no me informó de ésto, estoy seguro de que se ofreció a la mercera para hacerle de negro.

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