Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Lo creativo

Nada como reinventarse, como simple ejercicio de libertad dentro de estos estrechos márgenes

Especialmente en esta época de fríos en que se van acabando de pudrir las hojas, es cuando lo creativo que hay en todo lo vivo se nos representa como más evidente y con una lógica tan aplastante como intrínseca por desvelar si le buscas su sentido.

Es aquello del ave fénix y el resurgir desde las cenizas. El eterno retorno en espiral de conocimiento cada vez más alto y a la vez más profundo. La naturaleza cumple por estas fechas con su ciclo, lo que fue todo esplendor amarillo y verdor este último verano ahora tapiza los suelos y se va tornando fango y pronto estará congelado de blanco. Así es y así debe ser aunque no queramos.

Los seres humanos que en tanto imitamos la naturaleza aunque lo olvidemos o no lo queramos, cumplimos en este final de año con nuestra pasión por medir y nombrar el tiempo con el ritual natural del acatamiento para recomenzarlo todo. Porque cuando todo acaba todo empieza. Otra paradoja más de la vida.

En mitad de ese proceso y justo en el punto álgido del frío y la ausencia de vida, es cuando sabemos Y certificamos que empieza a gestarse la nueva vida que eclosionará allá por mayo. Así ha sido y así lo celebramos, nos guste o no la Navidad y todo ese misterio del germen del despertar en mitad de la nada que es en esencia este tiempo ya desde los tiempos paganos.

Lo queramos o no, nuestra naturaleza manda. Igual es con el paso de los años que nos reconciliamos con semejante obviedad. El orgullo intelectual triunfante debe rendirse sin reservas ante la certeza de que todos tenemos un final, ese otro gran territorio desconocido que nos espera paciente donde reina la muerte. Tal vez, ese desajuste que cada cual cultiva en su interior con su humilde condición mortal puede que sea lo que como colectividad se está evidenciando con este maltrato al planeta que a la larga, si no nos ponemos un poco entre todos de acuerdo por una vez en la historia, será un adelanto de lo que sabemos que nos llegará.

En tanto, y como expresión de lo vivo que aún palpita en todos, nada como reinventarse, como simple ejercicio de libertad dentro de estos estrechos márgenes. No queda otra. Desde las cenizas de lo que dejamos atrás y para ejercer lo poco que después de todo tenemos, algo que palpita sin que lo queramos en todos, que se recrea cada año y cada Feliz Navidad, lo mínimo que deseamos.

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