Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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La crucifixión de una consejera

La hemeroteca, o la Biblioteca, no nos deja respirar. Ni el mismo Jesucristo, investigado, pasaría el corte

Rocío Ruiz, la consejera de Igualdad, debe de tener más datos que este humilde columnista para afirmar rotundamente, como hizo hace años en un artículo periodístico, que la Semana Santa es sobre todo postureo. A mí la Semana Santa me molesta como morfólogo (título que me ha costado tanto trabajo obtener como tesis y másteres a los jóvenes políticos). Eso de que las cofradías hayan quitado el artículo y sincopado sus larguísimos nombres, dejándolos en Sangre, Azotes, Exaltación, Lágrimas o Pollinica, me parece una falta de respeto y un atropello morfológico grave. Como paseante y observador de lo que pasa en la calle (a lo que Machado llamaba eventos), sí puedo traer aquí el caso de un costalero que recibió el apoyo de su novia cuando ensayaba los sincronizados movimiento de sus paso de cara a la próxima procesión, que no tiene porqué celebrarse en Semana Santa, sino que te puede asaltar en cualquier esquina, cualquier día del año y a cualquier hora. La chica -como si se tratara de la esposa del jornalero agrícola que ha de alargar a su hombre, que no puede volver a casa a comer, la cacerolilla con el puchero- llevó a su chico una hamburguesa y una cerveza. Extrañada por el repunte de piedad que estaba experimentando el muchacho, que no había pisado una iglesia desde su Comunión, le preguntó por qué lo hacía. "Saray", le contestó él, "es que es mi hobby". Con estas mimbres yo no puedo concluir, como hizo la consejera, que las procesiones de Semana Santa sean "desfiles de vanidad y rancio populismo popular". Me parece que la cosa es más intrincada. Pero sí quiero romper una lanza por esta mujer a la que la hemeroteca ha condenado. Como el rayo, el partido de los caballistas y de los galgos cazadores ha pedido explicaciones por el artículo. Entiendo que el costalerismo esté enfadado con ella, pero si tiramos de Biblioteca, mejor que de hemeroteca, ni el mismo Jesús pasaría el corte. Hoy, y Él, me consta, sigue vivo, de aspirar a algún cargo, podría ser acusado de intrusismo profesional por panaderos, pescadores, milagreros, bodegueros, redentores de Magdalenas, seguidores del Santo Manuel, homeópatas y gurús de las medicinas alternativas. Porque Jesús ya picoteó en todas esas profesiones, practicando un intrusismo profesional penalizable. ¡Con ese currículo, ni para alcalde pedáneo!

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