Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

El 'pero' y la cruz

Estas cruces pospandémicas distan mucho de lucir como fiesta, aunque como decorado no están mal

Me paseé ayer por las cruces en plan notario que le toma el pulso a la más fluctuante de nuestras tradiciones de la patria mínima. Y he de confirmar lo que me comentaban por los mentideros modernos del Whatsapp: "Que esto ya no tiene gracia, que están como mortecinas, que ya ni dan ganas".

Son los vaivenes de esta fiesta que anuncia la primavera y su esplendor en plan sincrético entre lo natural del estallido floral y del mejor tiempo que ya se viene y la omnipresencia de lo religioso que de Semana Santa hasta el Corpus no nos da tregua por aquí, por el sur.

Claro que llamarle 'fiesta' a esta casi ausencia de jolgorio, de palmas y baile, de empujones del gentío que se afana por acercarse a la monumental cruz de cada plaza o rincón pues resulta exagerado a la vista de lo frío que ha quedado todo a base de un excesivo celo en cumplir las ordenanzas múltiples de esta ciudad que quiere ser europea para algunas cosas pero que sigue siendo norteafricana para otras, léase en clave presupuesto o deudas sin fondo.

Se ve que está lastrada de peros esta fiesta del mayo granadino desde aquellos excesos que sufrimos cuando todo un alcalde invitó a la muchachada de las españas a revolcarse en el macrobotellón que llegó a ser la ciudad en unos años en que la cantidad aún se confundía con la calidad. Yo vi los efectos de aquel despropósito que dejó la misma Plaza Nueva con unos diez centímetros de basura y mugre como rastro de cerca de cinco días de fiesta salvaje en los que el gorilaje, las micciones, las reyertas y los vómitos fueron la huella ya por siempre a evitar.

Si en el punto medio estuviera la virtud, podría decirse que estas cruces post pandémicas distan mucho de lucir como fiesta, aunque como decorado no están tan mal. Quedan bien para los selfis que van al insta, pero serían más para el gusto del club del jubilado que para la amplia y variada panoplia de grupos que enriquecen ya a esta ciudad. Se diría que son cruces purgativas más que festivas. Y las purgas tienen siempre un fondo frío cuando no desangelado.

Nunca me gustó esta fiesta, pero la sufrí con la comprensión del que sabe que su gusto no es el más generalizado. Y, ya puestos, diría que prefiero que las cruces se escoren más al bullicio y al jolgorio que a este sobrio y adusto paseo vespertino que no, tampoco, ni por asomo era esto.

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