Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Un empacho de Juanma
El empecinamiento de Pedro Sánchez de no ver lo obvio, de insistir en que no hay nada delictivo en su partido, en su Gobierno, en ninguno de sus colaboradores, en su familia y en todo lo que le rodea, es una falta de respeto a los españoles. Ciudadanos que han escuchado las cintas de la UCO que demuestran no solo que Moncloa y Ferraz estaban infestados de personajes que nadie con un mínimo de decencia tendría entre sus colaboradores. Por su indiferencia ante la corrupción, el uso habitual de fondos públicos para sus caprichos y, lo peor, por su catadura moral en el trato con las mujeres. Prostitutas y no prostitutas.
Nada de eso importa a un presidente del Gobierno que presume de ser más activo que nadie en la defensa de los derechos de las mujeres y no pierde ocasión de alardear de su intención de promover una ley para abolir la prostitución.
Este martes el digital The Objective, que sufrió una campaña de desprestigio desaforada hace cuatro años cuando empezó a publicar informaciones sobre José Luis Ábalos, publica unas fotografías de las cajas con billetes de 50 euros que guardaba éste en su despacho de ministro. Fotografías que solo pueden proceder de pagos a cambio de favores, o para pagar a quienes hicieron esos favores. Cualquier otra interpretación sería considerada una tomadora de pelo. Pues bien, el presidente del Gobierno ha hecho unas declaraciones en las que afirma que ese dinero procede de varias cuentas del partido y tenían como destino gastos en metálico. Y que él mismo había recibido así el dinero correspondiente a sus gastos. Evidentemente no se ha movido en el mundo en el que se mueven el resto de los mortales, ni sabe cómo se mira hasta la extenuación el recibo que pasa un empleado cuando pide que le liquiden gastos profesionales.
Coincide esta peripecia escandalosa con las maniobras de Ábalos para retrasar su comparecencia hoy ante el Supremo. Ha roto con su abogado por diferencias de criterio y pidió después un abogado de oficio. El Tribunal Supremo no aceptó la maniobra, le acusó de fraude de ley y mantuvo su comparecencia.
Ábalos lleva tiempo pensando en su situación judicial. Pensó incluso renunciar a su escaño para sortear al Tribunal Supremo y buscar mejor trato en la Audiencia Nacional.
Si estuviera convencido de que no ha cometido delito, no tendría por qué temer la acción de la Justicia.
Y Sánchez, que se cuide. No sea que por defender lo indefendible, como ver natural que un ministro guarde cajas con fajos de billetes en su despacho oficial, se encuentre con problemas judiciales.
También te puede interesar